Es muy frecuente que se dé por cierto algo que no lo es, pero la repetición de una majadería hace que se convierta en una muletilla generalizada. Ya comentaba hace unos días que en ninguna parte de El Quijote están las expresiones «Con la Iglesia hemos topado» o «Ladran, luego cabalgamos», y sin embargo aparecen continuamente en artículos y discursos, atribuidas a Cervantes. Se suele decir que el arte es un 1% inspiración y un 99% transpiración, o que si las musas existen es mejor que cuando lleguen te cojan trabajando. Y estas expresiones, dichas de distintas formas, se le atribuyen a mucha gente: Picasso, Rilke, Oscar Wilde, García Lorca, Unamuno… Incluso dicen que lo dijo Einstein, refiriéndose a esa chispa genial de la provienen grandes inventos o descubrimientos.
(Si yo les digo que esta es la nueva delantera contra maleficios de un afamado equipo de fútbol… Pues no entiendo por qué no se lo creen, pues batatas más grandes nos cuelan a diario)
En la televisión preguntaron a un concursante cuál era la última frase de Lo que el viento se llevó, y él contestó: «Mañana será otro día», y no se la dieron como válida, porque el presentador explicó que la respuesta correcta era «La verdad, querida Escarlata, es que no me importa». Y no pasó nada, cuando cualquiera que revise la película puede ver que el concursante tiene razón. O las frases mil veces repetidas atribuidas a James Bond y que luego no están en ninguna película. Cualquier fanfarronada se le puede atribuir a un personaje de Bogart y ya se queda ahí. Es decir, estamos preparados para creer cualquier cosa que nos digan, y más si se respalda con una cita atribuida a un personaje célebre (aunque sea de ficción) que probablemente nunca la dijo. Porque esa es otra; hay frases que están en artículos, poemas, obras de teatro, novelas o ensayos, pero en la gran mayoría de las que se citan se da a entender que Víctor Hugo, Lincoln o Catalina de Rusia las pronunciaron de viva voz. ¿Cuándo? ¿Cómo se documenta? Hay por ahí un libro de citas de Oscar Wilde, y la mayoría de ellas no están en ninguna de sus obras. ¿Cómo sabemos que las pronunció?
Por no alargar el tema con las llamadas leyendas urbanas, que si los excrementos de ratón en las latas de refrescos, que si la chica de la curva (Iker Jiménez nos asista)…
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