Ayala o el final de una época

Con la muerte de Francisco Ayala desaparece el último representante de una época que muchos etiquetan como Generación del 27, porque un grupo de poetas se reunió en el Ateneo de Sevilla en esa fecha para homenajear a Góngora en su tercer centenario. Al nombrar el 27 salen de carrerilla los nombres de Lorca, Cernuda, Guillén, Alberti y algunos más, e incluso hay quien mete en el mismo saco a Miguel Hernández, que algo posterior.
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En los últimos años se les ha llamado Grupo del 27, porque era muy osado llamarlos generación puesto que no todos tenían los mismos propósitos intelectuales. Es más adecuado, e incluso yo los pondría en torno a la II República, y son muchos nombres, no sólo poetas, pues hay narradores, como Ayala, Max Aub o Agustín de Foxá, y autores de teatro del calado de Jardiel Poncela, Miguel Mihura o Alejandro Casona. Y mujeres, como María Zambrano y Rosa Chacel.
También hubo canarios en esa marea: Pedro García Cabrera, Emeterio Gutiérrez Albelo, Agustín Espinosa y Josefina y Claudio de La Torre. Es el largo listado de una etapa que se ha conocido como el segundo Siglo de Oro de nuestras letras, y es mucho más que el 27, pues empieza sin parar con el siglo XX y se prolonga varias décadas. Todos se han ido, quedaba Francisco Ayala como el testimonio vital de una época, pero ya se ha ido también, y seguimos preguntándonos hasta dónde habría llegado la literatura española de entonces de no haberse producido la Guerra Civil, que segó vidas y ahogó obras, que produjo un exilio gigantesco. Ya nada fue igual, para nadie. Y pensar que hay gente que siente añoranza del franquismo…

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