Pablo Neruda y el compromiso

Pablo Neruda murió de cáncer el 23 de septiembre de 1973, doce días después del golpe de estado de Pinochet. Hay quien dice que se dejó morir, aunque es posible que no fuera exactamente así, sino que dejó de luchar, y ya es sabido que en el combate contra el cáncer la mente juega a veces un papel importante.
Murió Neruda y con él se apagó una de las voces más rotundas de América Latina. Ya sé que siempre lo oponen a Vallejo, y cuando se habla de Chile le ponen enfrente a Huidobro, a Pablo Rokha e incluso a Nicanor Parra. Estamos hablando en todo caso de grandes poetas, y el arte no se puede pesar o medir. Está claro que Neruda siempre fue un poeta muy popular (no un poeta popular), y a quienes le acusan de artificioso yo les digo que sí, que lo era, porque la poesía es un arte y el arte tiene mucho de artificio.
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No sé cuál de estos poetas es más grande, creo que todos tienen una obra magnífica, y Neruda fue, además, famoso desde muy joven y encima le dieron el Premio Nobel. Pertenecía a esa estirpe que parece inagotable de escritores latinoamericanos emparentados con la política en distintos credos, desde Rubén Darío y José Martí hasta Carpentier y Vargas Llosa. Escriben y se involucran más allá de la opinión, cosa menos frecuente en Europa.
Me ha pasado con Mario Benedetti, Roa Bastos, Abel Posse, Vargas Llosa o Jorge Edwards. Cuando hablo con escritores latinoamericanos, siempre sale a colación la política, y si el interlocutor es un político acaban hablando de literatura. Me ocurrió con Rodrigo Borja, ex-presidente de Ecuador. Es como si política y literatura no pudieran separase en el convulso mundo de América Latina. Y es que ese debe ser un factor común del mestizaje, porque no concibo a Mariano Azuela fuera de la Revolución mexicana, a Rómulo Gallegos lejos de los vaivenes de Venezuela o a Pablo Neruda (poeta y narrador en «El Canto general») olvidando a tanto sátrapa como ha descoyuntado América Latina.
Sobre esto, dice Bryce Echenique, en su refugio grancanario junto a la playa de Las Canteras: «creo que está en decadencia el intelectual comprometido sobre el que tanto teorizó Sartre, frente a un intelectual también comprometido, pero de otra forma, como era Camus, no militante, más crítico, más distante, un espectador comprometido pero no un actor». Puede ser, como ocurre con Carlos Fuentes, pero el caso es que también suele pasar con muchos cantantes, aunque no sean de los llamados cantautores, y si no vean la polvareda que ha levantado el concierto de Juanes en La Habana. Neruda fue un actor de la literatura y de la política hasta el final. Rokha, Huidobro y Parra también.
xpkjh.jpgY, por supuesto, César Vallejo, que si hubiera conocido como Bryce Echenique la playa de la Canteras, tal vez no habría querido morirse en París.

3 opiniones en “Pablo Neruda y el compromiso”

  1. De vez en cuando te estiras con comentarios como este. Y, si me permites, incluye de mi parte a Borges. O di por qué no lo incluirías tú. (¿Por el apoyo a Videla?)
    Estoy leyendo una traducción suya de Whitman, «Hojas de hierba». Sublime. (Me parece a mí.) O di por qué no. 🙂
    Un abrazo.

  2. Borges es argentino, es evidente, incluso tiene una parte de literatura muy argentina, pero no sé por qué, siempre que pienso en él me sugiere un iglés, un suizo o un tipo de otro siglo. Desde luego no fue un actor de la política, y en eso se diferencia mucho de la generalidad de los latinoamericanos. Forma parte de la Historia de la Literatura argentina, pero sólo de la literatura. No estoy seguro de que apoyase a Videla, pero desde luego no se le opuso, y tragó, pudiendo haber hecho algo, porque al ser tan universal era intocable. Como escritor es inconmensurable, pero como persona no me caía bien, aunque sigo leyéndolo porque Velázquez no era precisamente una buena persona y pintaba como nadie. No lo incluyo porque, como escritor va parejo a los nombrado, e incluso por encima de más de uno de ellos, pero como hombre de cultura que se inserta en la sociedad sería un insulto a los otros. Es un tipo curioso el Borges este, porque todos lo consideramos una especie de arcñangel por encima d elo humano. Y como hombre no supo estar en su sitio, al menos en mi apreciación.

  3. ¿Tú ves? Para escribir eso, yo me habría jincado tres folios, y lo habría hecho tan mal que seguro habríamos salido a la bronca. Chas grasia!
    (Tengo la insolencia de preguntar tu opinión sobre la trilogía de Javier Marías, «Tu rostro mañana», que llevo por el segundo libro, ahora que todo el mundo está leyendo al sueco. Para cuando pueda ser, digo…)
    Saludos.

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