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Saramago y Benedetti

benedetti1.jpgHa circulado con mucha fuerza la recomendación de Saramago en su blog, para que leamos a Benedetti, ahora que el poeta uruguayo está enfermo. Se diría que Saramago entiende la poesía como una especie de oración atea, pero está claro que Mario Benedetti es uno de los poetas más notorios de Latinoamérica, que ha acompañado a varias generaciones con sus poemas, muchos de ellos convertidos en canciones en las voces de Daniel Viglietti, Nacha Guevara o Joan Manuel Serrat.
La edad no perdona y ambos autores, Saramago y Benedetti, están más cerca de los noventa años que de los ochenta, y encima el asma hace que el uruguayo tenga una vejez muy dura. Todos deseamos que Benedetti mejore y que siga dándonos versos tan inolvidables como los que ya nos ha dado, Leámoslo para darle vida, como pide Saramago. ¡Salud, maestro!

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Informados/desinformados

b6.JPGDicen que vivimos en la llamada sociedad de la información, y debe ser un desliz, porque en realidad se trata de la sociedad de la informática. Se supone que, cuando los canales están tan bien nutridos, la ciudadanía recibe información exacta y veraz. Pero resulta que a menudo estos canales se usan para desinformar, que no consiste sólo en decir lo contrario de la realidad, sino también en ocultar o sobreexponer determinadas noticias.
Hace unas semanas saltó el asunto del boro en el agua del abasto de Las Palmas de Gran Canaria. Se montó una carajera como era de esperar, y de repente el tema desapareció del mapa, y ahora mismo no sabemos en qué punto estamos, si ya está resuelto el problema técnico que lo causaba, si está en proceso, o si esto va a seguir así para siempre. No tenemos ni idea, porque pudiera suceder que el agua corriente de Las Palmas de Gran Canaria sea no potable indefinidamente.
Es lo mismo que las acusaciones o falsos testimonios contra alguien, que se dicen, pero cuando se demuestra que lo dicho no es cierto no sale en los medios, o sale en una esquinita y pasa desapercibido. Antes decían que Dios nos libre de vernos en lenguas, y ahora podríamos afirmar que ojalá nunca nos veamos cuestionados en un medio público.

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El muro de hormigón

Supongo que todos hemos tenido alguna vez la sensación de estar remando contra corriente, haciendo cosas que luego no funcionan y tratando de hacer lo correcto y luego todo se disuelve y es como tratar de derribar a empujones un sólido muro de hormigón.
Kilimanjaro.JPGY uno se cansa, se hastía, se agota de estar empujando y que el muro siga en el mismo sitio. Seguramente es que se hizo vanas ilusiones, o tal vez sobrevaloró las propias fuerzas. Miro a mi alrededor y todo sigue como hace diez, veinte, treinta años, y cuando hablas de esto hay alguien que te cita a Tagore: «No debes llorar por el Sol porque las lágrimas te impedirán ver las estrellas».
Y eso hago, mirar las estrellas, que al fin y al cabo son más grandes que el Sol aunque se vean más pequeñas. Y entonces me cabrean, me deprimen y me decepcionan esas cenas de gala con chaqués y vestidos de Dior, esos sueldos multimillonarios de los directivos de las corporaciones y ese discurso mentiroso de los poderosos que lo único que quieren es seguir en el poder para lucir chaqués y vestidos de Dior. Supongo que no soy el único que tiene esa sensación de apatía por cansancio, que por fortuna es un descanso mental para seguir empujando el muro de hormigón que alguna vez cederá.
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(Si no fuese por la sabana del primer plano, se diría que el Kilimanjaro es la montaña de Tindaya)