El sueño de Martin Luther King
Ha sido muy largo y duro el recorrido de la sociedad americana desde que en 1955 Rosa Parks, una mujer negra, se negó a dar el sitio en el autobús a un blanco en la sureña ciudad de Montgomery. En ese tremendo camino ha habido importantes hitos y personajes, como la Administración Kennedy y especialmente Robert Kennedy en su defensa de la Ley de Derechos Civiles, el reverendo Jesse Jackson, James Meredith, Edgard Nixon, el Black Power en los Juegos Olímpicos de México-68, escritoras como Tony Morrisson e incluso iconos del espectáculo que han servido a la causa dando tintes de normalidad al color de su piel: Sidney Poitiers, Morgan Freeman, Areta Franklin, Denzel Washington…
En ese camino han dejado su sangre Martin Luther King, Malcom X, Medgar Evers y cientos de asesinados por una organización tan siniestra como el Ku Klux Klan. Que estados como Ohio, Indiana y Carolina del Norte hayan votado a un presidente negro es algo sorprendente e increíble hace apenas una décadas; pero la guinda es la victoria de Obama en Virginia, estado que fue el corazón de los Estados Confederados durante la Guerra de Sececión, y cuya capital, Richmond, lo fue también del Sur. Virginia es, incluso más que Georgia y Alabama, la bandera del racismo estadounidense.
Es evidente que la mentalidad americana ha ido cambiando, y Obama ha tenido la inteligencia de presentarse como alternativa, no como un negro que quiere ir a la Casa Blanca. Pero finalmente es eso, un negro en el despacho Oval, y creo que eso es verdaderamente importante. Y ya que los españoles somos tan buenísimos y abiertos, me pregunto si aquí seríamos capaces de dar nuestro voto para que un negro llegase a La Moncloa, a Ajuria Enea o a la Generalitat (no acaba de gustarles que Montilla sea andaluz). Obama será bueno, malo, regular o mediopensionista, pero sin duda su elección es una lección de la sociedad norteamericana. Ojalá se cumpla el sueño de Martin Luther King.