El capitalismo
Es evidente que el sistema capitalista es el que impera en todo el mundo, salvo en paises como China, Cuba o Vietnam, donde los medios de producción no son de propiedad privada. El dinero, siempre el dinero.
No voy a hacer un ataque al capitalismo porque tampoco tengo demasiados argumentos a favor de los sistemas emanados de los regímenes comunistas, al menos hasta hoy, porque ninguno ha conseguido ese ideal que se perseguía en el Manifiesto Comunista de 1848. Pero es evidente que cuando el capitalismo se adjetiva como liberalismo económico o imperialismo, avanza por una senda que, además de injusta por razones obvias, es suicida para el propio capitalismo, que en su afán de acumularlo todo puede llegar a bloquear el sistema, que es el gran peligro de la actual crisis económica.
Sobre todo después de la II Guerra Mundial, el capitalismo descansa en el mercado y este en el consumo. Cuando criticamos el consumo a menudo no nos damos cuenta de que esa es la fuerza motriz de la noria. Lo más terrible es que el propio capitalismo ha ido labrando su ahogamiento con tanta voracidad. A ver qué hacen ahora, ¿llamar de Keynes como hizo el Presidente Herbert Hoover en la Gran Depresión? Keynes no está, pero entonces, como ahora, la paradoja es que finalmente el capitalismo corre a cobijarse en el intervencionismo de los estados. Como dicen en mi pueblo, agárrense que vienen curvas.