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Adiós amigo Ruano, nuestro viajero ilustre.

Se nos fue José Luis González Ruano. D.E.P.

Nos deja un legado imposible reproducir en estas páginas. Pionero en la defensa medioambiental primero de su querida playa de La Garita y después del Planeta. Empresario, escritor, asesor fiscal. Un montón de cosas.. pero sobre todo un amigo.

José Luis es nuestro viajero ilustre, con su estilo nos traslada mentalmente a una naturaleza mitológica. Espacios salvajes y casi virgen de nuestra tierra.

José Luis González Ruano, un hombre hecho en la mar, en las orillas del océano atlántico al que alababa y escribía.  José Luis con su experiencia y disposición, se convirtió en un referente ecologista y cultural del municipio de Telde.

Para nosotros los ecologistas, ha sido un referente en el mundo medioambiental. Su trabajo, la dedicación, sus publicaciones, proyectos ambientales, los artículos de opinión; con todo eso, nos demuestra que estamos ante una persona muy polifacética. Ha dedicado muchas horas, años, tiempo a la divulgación y conservación del medio ambiente.

Nos debemos remontar a los años ´70 cuando ya empezó a escribir en la prensa local sus artículos de opinión muy particulares. En el año 1988, publica su primer libro “Ulises y la Garita Azul”. A la vez, crea el movimiento ecologista en La Garita, con MEGA. Esta acción coincide casi en el tiempo con el nacimiento del Colectivo Turcón, mi grupo, a poco más de un kilómetro de distancia, en el Calero de Telde.

Evidentemente, no les voy a detallar 40 años de historia ecologista de nuestro amigo José Luis González Ruano. De sus luchas ecologistas y las nuestras.

Pero si quiero hacer un paréntesis, una parada en sus antecedentes como locutor de radio. Realizó dos programas: “El bosque de Tara”, en Antena-3-Radio en Telde y “Hábitat” en la Radio Municipal de Telde. Ambas radios desaparecidas. Se lo difícil que es hacer radio, pero a la vez tiene una gran potencialidad para divulgar, para comunicar. La magia de la radio, sus posibilidades, son herramientas que José Luis supo aprovechar para divulgar los mensajes y sus preocupaciones.

José Luis, a lo largo de estos años, ha ido marcando un estilo. Una forma de ser como persona y como escritor. Es un gran comunicador. En su escritura, que yo califico como un estilo muy particular de prosa poética: modalidad literaria reconocida. Es un guiño mayúsculo a la lengua española. Un aplauso a nuestro diccionario. José Luis se alega de tecnicismo, de anglicismo, de latinismos. Su estilo ha marcado y es referente para mucho de nosotros. Su segundo libro, “El bosque de tara: un paseo por los espacios naturales de Telde”, fue publicado en el año 1995. Marcó nuevamente su propio estilo como escritor, como autor de la naturaleza. Un viajero volador: comunicador de historias y leyendas, que nos trasmite mucho de aquellos viajeros ilustres del siglo XXI, que fueron descubriendo lugares exóticos y exuberantes del planeta.

José Luis es nuestro viajero ilustre, con su estilo nos traslada mentalmente a una naturaleza mitológica. Espacios salvajes y casi virgen de nuestra tierra.

Nuestra vida hoy es más triste sin José Luis, nuestro viajero ilustre. D.E.P. Un fuerte abrazo de amistad para toda su familia.

 

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La minúscula flor de la aulaga

A veces minusvaloramos lo pequeño. Magnificamos lo grande. Somos así. Nuestra vista parece que no llega a todo, pero lo pequeño ahí está. Además, lo «pequeño» juega un papel importante en la vida.

En alguna ocasión hemos escrito que los invertebrados (esos minúsculos bichos que nos rodean) integran más del 50% de la biodiversidad del planeta, o lo que es lo mismo, en el mundo animal hay más “pequeños” que “grandes” hablando en un lenguaje entendible.

Los apicultores ya me informaban en un encuentro que mantuvimos este pasado verano, que la pequeña flor de la aulaga es importante para las abejas. La aulaga es una especie melífera.

Ahora que estamos en invierno y las flores escasean, la aulaga está en su máxima expresión con una pequeña flor amarilla que encandila a las abejas. La foto tomada en la costa de Melenara (Telde) es un ejemplo, flores pequeñas, pero con su amarillo intenso para “reclamar” a las abejas la máxima atención. Allí estaban, las abejas… no podía ser de otra manera.

La aulaga no es canaria, pero ayuda. Melífera y cinematográfica. Continuar leyendo «La minúscula flor de la aulaga»