Comenzamos este artículo haciendo referencia a unos de los autores que en los últimos años se ha caracterizado por estudiar en profundidad y de manera rigurosa, los caminos en todas las islas de Canarias.
Se trata del profesor de la ULPGC, doctor en Geografía, Claudio Moreno Medina. Los textos que hemos seleccionado han sido publicados; o bien, en su tesis doctoral, en su tesis de licenciatura o, en su libro «Los caminos de Gran Canaria» (Ediciones del Cabildo-1997).
Aunque no se ha elaborado aún el mapa de los caminos aborígenes, son pocas las crónicas que hablan de ello. La historia caminera comienza con las innumerables sendas y veredas que la población prehispánica trazó en la agreste orografía. La red de caminos se limitaba a senderos angostos que serpenteaban el territorio al servicio de su economía agrícola y ganadera. En cuanto a las técnicas de construcción sólo se conoce la utilización de esporádicos muros de piedra seca y escalones labrados en la roca, como aún hoy se pueden observar por ejemplo en la cara Norte del Roque Bentayga. Los caminos eran muy rudimentarios, sobre todo, porque al desconocer la rueda y no disponer de animales de carga o tiro no tenían necesidad de acondicionar mejores vías.
Del período prehispánico no se tiene conocimiento
de la utilización de ningún tipo de afirmado, por lo que todos los caminos debían ser de tierra, exceptuando, claro está, aquellos que se desarrollaban sobre roca o picones y en casos excepcionales en lugares de difícil acceso se construían caminos utilizando «piedras y maderos».
La piedra seca constituía la base fundamental para la construcción de los muros y, como Grau-Bassas destaca en una excursión que realizara en 1886 al almogarén de Santa Lucía, «poseían también diferentes técnicas constructivas que les solucionaban problemas de acceso a sus bien protegidos lugares de culto o de almacenamiento de alimentos y bienes».
Caminos como el de Silva (S.M. de Guía) o el de Berbique (Agaete), son algunos de los que podemos, con cierta rotundidad afirmar que pertenecen a este capítulo de «caminos aborígenes». Seguramente habrá más.
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