Barafonso: un tobogán de ceniza.

El Barranco de Barafonso NO es el barranco de Las Vacas, ni de Temisas, ni de Balos. Realmente es un pequeño barranco tributario de los citados anteriormente, pero como veremos Barafonso tiene mucha «personalidad».
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La toponimia está para orientarnos en los nombres de los elementos geográfico y, como saben mis lectores, soy muy respetuoso con ella. La toponimia es el lenguaje del territorio, pero mucho antes era la sabiduría popular.
Nuestros antepasados bautizaban los sitios con nombres muy relacionado con sus ancestrales conocimientos. Así, la Fortaleza (roque majestuoso en Las Tirajanas) a nadie se le ocurría cambiarle el nombre por mucho que se parezca a otra Fortaleza existente cerca de Veneguera.
Las primeras referencias que tuve de este barranco fue de los lugareños que le llamaban de «las charquillas» porque después de las lluvias se quedaba largo tiempo el agua estancada, quizás por ello, sus peculiares formas invitan a pensar en abundantes escorrentías.
Esculturas singulares de Gran Canaria:


Un cañón geológico levanta el interés de senderistas. Numerosas fotos en las redes sociales, vídeos y muchas visitas en los últimos años, han abierto -incluso- una ruta de descenso de barrancos donde las personas pueden practicar varios rappels.
Las empresas de Turismo Activo llevan a grupos para conocer este recóndito lugar cuyo parecido a otras estructuras americanas (Cañón del Colorado, salvando las escalas), revela el atractivo de la formación. Demuestra que Gran Canaria posee bellos espacios de reconocido valor internacional.
Una aproximación al conocimiento de la formación geológica:
Aún por estudiar profundamente, siempre hemos afirmado que el agua es un gran escultor. Con el paso de miles de años y la fuerza del agua que se canaliza en este barranco puede ir puliendo y modelando tan singular cañón.
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No conocemos estudio técnico que haga una valoración más precisa, pero los geólogos consultados, nos acercan a una posible génesis de los materiales volcánicos que formaron estas capas y láminas al descubierto en el barranco y que vemos hoy en día. Podrían ser materiales fragmentario volcánico (ceniza o lapilli fino). Puede ser que sea material freatomagmático (claro y fino) y algo de estromboliano-lapilli (negruzco).
Vemos partículas finas lo que nos acerca a materiales que en sus orígenes tuvieron bastante explosividad volcánica para generar ese tamaño, y frecuentes explosiones para formar el laminado.
Una vez depositados en el lecho del cauce del barranco, entendemos que el paso del agua con fuerza, durante millones de años, ha formado un perfecto tobogán rojizo.
El Barranco de Barafonso: es necesario ubicarlo en la geografía insular.
Se encuentra el cañón geológico entre las cotas de 600 y 513 m.a.s.m. Flanqueado por el Lomo del Peladero y el Seto del Capitán. Es un tajo entre estos dos interfluvios que drenan sus aguas hacia estas barranqueras.
El Barranco de Barafonso, es un tributario del Barranco de Las Vacas (nombre con el que la gente está conociendo el cañón geológico). Sin embargo, hay que respetar y rescatar la toponimía y Las Vacas comienza mucho más abajo.
El Barranco de Las Vacas tiene un total de 7 barranqueras o tributarios que unen sus aguas a la cuenca para enriquecer su caudal. Así, nos encontramos el Barranquillo del Lomo, la Cañada de Las Melosas, el Barranquillo del Peladero, el Barranquillo del Lomo de la Manga, el Barranquillo de Los Charcos, el Barranquillo de los Palmitos y el mencionado Barranco de Barafonso.
Las Vacas se une en Corralillo al barranco de Corralillo, en la cota 280 m.a.s.m. y posteriormente se une al Barranco de Balos hasta llegar al Canal de la zona industrial de Arinaga y desembocar en el mar.
Barafonso: El lugar se encuentra fuera de Espacio Natural Protegido.
El más cercano es el Monumento Natural del Roque Aguayro. Sin embargo, la estructura del barranco bien merece una protección, además tenemos constancia que anidan en sus cercanías numerosas aves, por ejemplo, la Terrera marismeña (Calandella rufescens).
Cuando se llega a un viejo puente de piedra es necesario abandonar el camino y descender a su cauce. Caminar aguas arriba, superar una albarrada (construcción de piedra para las correcciones hidrológicas), pasar por debajo del túnel de la carretera GC-550, y finalmente avanzar pocos metros y habrá llegado al espectáculo geológico del cañón de cenizas volcánicas.
Los caminos de Temisas:
Temisas, desde los tiempos del repoblamiento de la isla a raíz de la conquista, estuvo bien comunicada, pues el camino Real entre El Carrizal y Tejeda pasaba por el mismo pueblo. Los arrieros se refrescaban en sus fuentes y las bestias saciaban la sed en el abrevadero, después de sortear los tremendos barrancos de los que subían desde Aguimes o bajaban de Tirajana.
Así describió Viera y Clavijo esta ruta: «El camino desde Aguimes hasta la ermita de San Miguel, pago de Temisas, es muy agrio, por la gran profundidad de tres barrancos; pero es todavía peor el que sigue, especialmente la bajada del valle de Santa Lucía, larga, pendiente y con rodeos.
El Obispo Tavira, en 1793, escribió en el Acta de Visita a Aguimes, que «los vecinos de Temisas están bastante distantes de la villa y hay camino tan quebrado para venir a ésta que está intransitable muchas veces».
Viera sitúa Temisas como el «puerto de montaña» entre Aguimes y Santa Lucía y, por tanto, punto de parada y descanso. Esta circunstancia facilitaba que los vecinos pudiesen adquirir a los arrieros diversos productos alimentarios y textiles a menor costo ya que no había fielato. En el siglo XIX, el gobierno invirtió 150.000 reales de vellón en el camino Aguimes-Temisas hasta el barranco Arañul o el Barranquillo, en La Raya. En el informe se dice que tenía cinco lenguas de longitud y 15 pies de latitud. El camino Real tuvo posteriormente dos ramales locales, uno nominado del Chorro porque subía a la fuente, pasando por la plaza de la ermita, y el otro llamado camino de Los Barros porque comunicaba con los hornos. Este tomó a partir de los años veinte de la pasada centuria el nombre de camino del Cementerio.
Además, Temisas tenía comunicación a la costa de Santa Lucía a través del camino del Duende o de la Montaña, pasando por Padilla. Esta vía era muy frecuentada por los vecinos de Temisas que bajaban a Pozo Izquierdo y otros lugares costeros a abastecerse de sal.
Inexplicablemente, cuando llegó el vehículo de motor a principios del siglo XX, Temisas quedó durante muchos años incomunicada.
De esa época nos queda el camino real y el viejo puente de piedra que cruza el Barranco de Barafonso. Un puente construido en el siglo XVIII o integra el «Camino real de Temisas a Agüimes», señalado con el indicativo de sendero insular S-40.
Fotos de J. López Feliciano.
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Cómo citar este artículo de autor ©: MONZÓN SANTANA, ÁLVARO J., extracto del blog «ventana verde» del C7 y de su libro Descubriendo Gran Canaria. Telde, 27 de junio de 2018.

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