Isla de pateos

Artículo de opinión de Juan José Laforet, Cronista oficial de Gran Canaria que publicó en el periódico C7, el pasado sábado día 25 de octubre y que gentilmente me ha cedido para la publicación en este blog.cuevasbandama.jpg
Si ya el inolvidable y perspicaz Domingo Doreste Fray Lesco, al hablar del paisaje de Tejeda, resaltaba como Gran Canaria «…encierra en su pequeñez hasta… una comarca inexplorada» y denominaba «transcumbre» a toda una tercera parte de la isla que «no ha sido vista, ni menos recorrida, sino por una minoría de nuestros paisanos…», ahora, cuando las comunicación son mucho más fáciles y cómodas que en aquellos años treinta, nos encontramos con una amplia mayoría de insulares y foráneos que tampoco la han visto, o la han recorrido en su inmensidad, pero que están dispuestos a adentrarse y conocer minuciosamente todo esos tesoros naturales, todo el conjunto etnológico e histórico que también encierra, tanto que se puede y se debe hablar ya de un «Patrimonio Natural, Cultural y Paisajístico», susceptible de su declaración como BIC, que es clave para la sostenibilidad territorial.


Y, como no es poca la oferta que ya nos descubría Fray Lesco, lo que también aseveraba en esos años el poeta Galdense Juan Sosa Suárez al señalar como «…nuestras islas tienen una riqueza paisajística indudable. El paisaje isleño está reñido con lo uniforme…», ahora, en un crecimiento imparable e inusitado, es fácil comprobar cada fin de semana, por no decir todos los días de la semana, como los caminos de la isla se ofrecen al mucho andar, al senderismo convertido en verdadera aventura familiar, vecinal o de muy diversas tipologías de colectivos, en una atractiva y saludable combinación del ejercicio físico con la visita de lugares de singular belleza. Y son precisamente estos miles de senderistas y corredores de montaña los que nos muestra como Gran Canaria, al igual que ocurre en otras islas, se ha convertido en una isla de pateos.jjlaforet_c7-c2.jpg
Y utilizo el término y concepto de pateo/patear precisamente con la idea de resaltar la enorme actualidad de esta actividad, que si bien tiene largos y sólidos antecedentes en la historia insular es ahora cuando vive un momento tan señalado y efectivo que está incluso identificando la propia isla con esta actividad. Son muchos los que, tanto dentro, como fuera, no entienden ya a Gran Canaria sin esta práctica deportiva, de la naturaleza y cultural. Y es que precisamente el término ha seguido en estos ámbitos un rumbo absolutamente contrario al que tenía y recogía el diccionario, pues más que significar un enojo o estado de desagrado, por patear, por «un pateo», se entiende un estado de felicidad, de gratas sensaciones, de posibilidades felices y apropiadas para nuestro cuerpo y nuestro espíritu, en un orbe isleño que ya en la segunda mitad del siglo XVI el poeta Cairasco de Figueroa cantaba como «…aquí los frescos aires, la mareas, el toldo de las nubes relevadas, de los floridos campos las libreas, los verdes bosques, aguas plateadas, el temple, sanidad, ricas preseas, los cantos de las aves variadas en sagrado silencio, en paz entera conservan una eterna primavera…»
Pero precisamente por todo ello, por la amplia y rica complejidad del paisaje isleño, por la demanda creciente de transitar rutas que aún tienen miles de tesoros naturales y etnológicos que descubrirnos y ofrecernos, de adentrarse por lo más sereno, casi inexplorado en ocasiones y envolvente del paisaje de una isla hecha para el pateo constante, grato y saludable, se hace cada vez más imprescindible una información técnica ágil, amena e instructiva que nos acerque de verdad a senderos adecuados y atractivos para patear por el suelo insular, contribuyendo además a convertir nuestros pateos en una experiencia muy segura y verdaderamente feliz.
Todo ello lo encontré en los senderos y rutas isleñas que Canarias 7 ofreció con las guías de caminos preparadas por Álvaro Monzón con enorme minuciosidad, atractivo y, sobre todo, mucho cariño por el paisaje insular en toda su esencia. Unas guías que, como he podido comprobar personalmente en muchos senderos, se han convertido en útil inexcusable en las mochilas y riñoneras de miles de senderistas de las islas y foráneos. Y me siento feliz, pues sé de la importancia, utilidad y trascendencia que tienen estas guías, ahora cuando el periódico renueva su compromiso de divulgar y promover los valores naturales y culturales de las Islas, al presentar «…34 nuevas rutas, marcadas siempre por un denominador común: la oferta de nuevos itinerarios que permitirán acceder a lugares recónditos de la variada geografía de Canarias, con amenas explicaciones, diversas novedades, algunas inéditas aportaciones y las mejores fotografías de los parajes…», de nuevo bajo la dirección magistral de ese magnífico conocedor de las sendas y los pateos isleños que es Álvaro Mozón, que ha contado con un magnífico equipo técnico para elaborar este proyecto de nombre tan sugerente como «En mochila 2».
No me cabe duda que esta nueva aportación de Canarias 7 con las guías de senderos de Álvaro Mozón contribuirá definitivamente a esa imprescindible sostenibilidad territorial de los paisajes isleños, pues sólo se ama lo que de verdad se conoce y se vive, a la vez que permitirá que todos puedan tener a su alcance esas zonas, esas «transcumbres» que Fray Lesco definía como «…la parte más digna de ser contemplada.»

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