El accidente de un escalador en las paredes de Fataga está dando que hablar. Son de esas desgracias, tristes y lamentables, que seguramente se podrían haber evitado. A la vez, sirven para analizar y, seguramente mejorar, las condiciones de seguridad de nuestros deportes favoritos. Ya sabemos que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pero, también es cierto que la conciencia y la autocrítica nos sirve para, por lo menos, evitar la tercera vez.
Por su interés, reproduzco, íntegramente, a continuación un artículo publicado en Desnivel.com sobre el asunto. Tiene mucha enjundia.
En la foto se aprecia la vía nº 20 donde se produjo el accidente.
«UN BLOQUE CORTÓ LA CUERDA»
Accidente mortal en Fataga. ¿Quién es responsable del mantenimiento de una escuela?
El 27 de diciembre, la caída de un bloque en la escuela deportiva de Fataga (Gran Canaria) causó la muerte de un escalador y produjo heridas al asegurador. Aun dando por hecho que contra la fatalidad poco puede hacerse, vuelve a surgir una pregunta: ¿quién debe ocuparse del mantenimiento de las escuelas de escalada?
José Manuel Velázquez-G. – Jueves, 9 de Febrero de 2012 – Desnivel.com
El desprendimiento de un bloque cortó la cuerda del madrileño A. S., mientras escalaba una ruta deportiva del sector Palmera, en la escuela de Fataga (municipio de San Bartolomé, en el interior de la isla de Gran Canaria). El escalador falleció tras la caída mientras que E. Z., su mujer, quien aseguraba, sufrió heridas de consideración.
Sé que lo que nos pasó fue un terrible y desafortunado accidente, pero Fataga, escuela deportiva, no es como subir la cara norte del Eiger»
«El 27 de diciembre de 2011 un desafortunado accidente acabó con la vida de mi marido mientras escalábamos juntos en la presa de Fataga. La mala fortuna quiso que mientras él escalaba y yo aseguraba, se desprendieran unos grandes bloques de piedras que cercenaron la cuerda, precipitándolo al vacío. Nos encontrábamos solos en el barranco en el momento del accidente», escribió la afectada en una carta dirigida a su club, el Alpino Madrileño, y a los escaladores de la zona. «He leído a posteriori en Internet (…) que numerosos escaladores tenían conocimiento de la inseguridad que ofrecían esas rocas. Sé que lo que nos pasó fue un terrible y desafortunado accidente (…). Nosotros éramos muy prudentes y seguíamos todas las normas de seguridad (…), pero Fataga, escuela deportiva tan visitada, no es como subir la cara norte del Eiger… Creo que se podían haber tomado medidas para limpiar esa vía o evitar que la gente la subiera si se tenía conocimiento de su estado. Estamos hablando de una escuela de escalada deportiva muy frecuentada tanto por locales como por foráneos, no de escalada en alta montaña. Los riesgos que asumes son diferentes».
¿Responsables del mantenimiento?
«A raíz de este accidente mortal, ¿no habría que cuestionarse la gestión de las zonas de escalada deportiva en España?», continúa la carta. «La escalada es un deporte cada vez más popular practicado cada día por más gente. Creo que muchos escaladores no son realmente conscientes de la importancia que tiene el comunicar este tipo de información para evitar accidentes (…). Mi deseo es concienciar a los escaladores de la importancia que tiene no sólo el buen equipamiento de las vías y su adecuado mantenimiento, sino el alertar del estado de las mismas para evitar accidentes. Y eso es algo que podemos hacer todos sin distinción, tanto los escaladores que equipan como los que no, los esporádicos como los habituales, los que hacen quintos u octavo grado», continúa E. Z.
Antonio Santana, presidente de la Federación Gran Canaria de Montañismo, nos explica que, aunque sí se realizan actuaciones puntuales en algunas áreas, para una federación pequeña como la suya un seguimiento de todo lo que se equipa en la isla es inviable: «Las escuelas no son nuestras [de la Federación]. Hay gente que equipa por su cuenta, que va por libre, no se sabe en qué condiciones. Precisamente el promotor debe hacerse cargo del mantenimiento. La FGCM no tiene personal, ni dinero, para hacerse cargo de todo lo que se equipa. En zonas o paredes más consolidadas, como ha sido el caso de Ayacata y Roque Nublo, sí se han hecho trabajos de seguridad y reequipamiento».
«Hay gente que equipa por su cuenta, que va por libre, no se sabe en qué condiciones. Precisamente el promotor debe hacerse cargo del mantenimiento»
Jorge Ortega, escalador de Las Palmas, habitual de Fataga y unos de los responsables del blog Topatras (dedicado a la escalada en la isla), comparte la opinión de Antonio y pone en marcha la propuesta de la accidentada: «Las vías se equipan casi siempre por particulares, no existe una titulación. Hay vías que se quedan en el olvido, otras que no quedaron bien, el basalto no siempre es compacto… Vamos a poner en marcha una idea que ha surgido tras el desgraciado accidente, que es la de publicar información en el blog de las vías que están en mal estado (equipamiento, bloques sultos). Por lo menos, existirá algún tipo de información».
‘Ya lo hará alguien’
El desprendimiento de una laja, una presa o un bloque de tamaño considerable puede deberse a muchos factores: lluvias recientes, erosión, mala limpieza del trazado tras su equipamiento, un pequeño seísmo, la caída de rocas desde la cumbre… En algunos casos las federaciones, grupos de salvamento en Montaña, gestores de espacios protegidos… son avisados por los mismos escaladores y se pone en marcha una actuación de reequipamiento, supervisión o limpieza de emergencia. Esto ocurrió por ejemplo en noviembre en La Cabrera (Madrid): unos escaladores dieron la alerta de la existencia de un bloque muy inestable en la salida de la vía Ezequiel y el GERA (Grupo de Rescate de Montaña de los Bomberos de la Comunidad de Madrid ) en una rápida intervención procedió a tirar el bloque suelto. También la Federación Madrileña, tras la petición del Parque de Peñalara, mandó en otoño de 2010 a un equipo de técnicos para supervisar el estado de los anclajes de sus vías de escalada. Muchos clubes y federaciones tambiés invierten en el reequipamiento y equipamiento de escuelas y paredes.
Se trata siempre de actuaciones puntuales y en casi ningún caso de protocolos establecidos por un organismo superior o la federación nacional. Mientras tanto, la labor de mantenimiento debe ser tarea de todos los «usuarios de las paredes», tal y como explicaba Luis Alfonso (activo equipador y divulgador de zonas de escalada) en su columna El mantenimiento, publicada en Desnivel 305 y de la que extractamos algunos párrafos: «Los itinerarios de escalada, como cualquier otra instalación, necesitan mantenimiento. Salvo escasas excepciones en las que queda bastante claro (y me temo que no hay ejemplos en este país) quién es el encargado, en la mayoría de situaciones, ¿quién creéis que debería hacerlo? Mucha gente piensa que deberían ser los equipadores, los más asiduos al lugar o, la mayoría de veces, ‘ya lo hará alguien’. Ese alguien es un ente un poco abstracto que nadie sabe muy bien sobre quién debiera recaer. En mi opinión ese alguien somos todos los usuarios de las paredes».
«Y aquí sería igual si el terreno es deportivo, largo, corto, equipado, desequipado, artificial; cada derivación tiene su problemática. El paso del tiempo, la erosión, la no frecuentación, la frecuentación, todo juega en nuestra contra. (…). El problema (en ocasiones leve y en ocasiones grave) afecta a todos».
«Los itinerarios de escalada necesitan mantenimiento. ¿Quién creéis que debería hacerlo? En mi opinión, todos los usuarios de las paredes»
«Piedras sueltas: el paso del tiempo, los cambios de temperatura, el agarrarse 500 personas a la misma piedra, hace que estas se puedan aflojar y separarse de la pared principal. Otras veces están apoyadas en repisas o empotradas en grietas. Lo habitual es ver que la gente asciende junto a ellas, haciendo virguerías para no tocarlas. Por lo tanto, ahí quedan para el siguiente. Lo más acertado sería, si no hay riesgo por haber más gente debajo, que el segundo las lanzara hacia el suelo eliminando así, en parte, el peligro para otras cordadas».
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