Para escribir este artículo he leído reflexiones tan absurdas como que “El diario de Noa”, es uno de los casos más evidentes en los que la cultura pop ha romantizado el acoso sexual. Que hay que explicarles a nuestras hijas que los príncipes de los cuentos hacen muy mal en besar a chicas dormidas, en vez de explicarles lo que es un cuento. Leer, no hoy, desde hace tiempo (no tanto como los años que hace que leí el libro), que la serie adaptada “El cuento de la criada” (hay que leer el libro, repito) es “de lo más feminista”, cuando los hombres que se muestran como los culpables del sometimiento a las mujeres, aparecen como personajes patéticos y casi inexistentes, siendo las mujeres las verdaderas villanas, olvidándose de que la artífice principal del ideario que rige la vida en Gilead , su creadora intelectual, es una mujer. Olvidándose, o no llegando a entender realmente la esencia del libro, un libro que es una crítica velada a lo rápidamente que se corrompen las ideas de sociedades que protegen a las mujeres y que acaban derivando en dogmas radicales. Dogmas que pueden venir de uno u otro lado, generando rivalidades y odios y todo, como también nos quiere advertir Atwood en palabras de Defred, sin darnos cuenta: “Nada cambia en un instante: en una bañera en la que el agua se calienta poco a poco, uno podría morir hervido sin tiempo de darse cuenta siquiera”.Y toda esta introducción para ir a lo que realmente era mi objetivo de hoy, hablar de Juego de tronos y la distorsión que hace de la serie ese feminismo que dice no llamarse radical, que busca, escarba, y que como se dice popularmente “no deja títere con cabeza” (ni a Caperucita ni a la Bella Durmiente), en su intento de identificar todo con machismo. Feminismo que, como he dicho en otras ocasiones, no me representa. Y sí, soy feminista. Pero creo que las medidas más efectivas para mejorar cualquier sociedad, se logran cuando se empieza por llamar a las cosas por su nombre.
“La serie está hecha para hombres”, escribía en su artículo `Juego de tronos: porno en prime time´, Rocío Valle, y continuaba: “el objetivo, en lugar del amor, es el poder. Y en el camino para lograrlo, qué puede haber que seduzca más a gran parte del género masculino que el sexo y la violencia, por separado y combinados. La fuerza bruta. Los instintos primarios. Es decir, eso que el derecho y las sociedades democráticas obligan a reprimir.” Y el artículo continúa.
Dejo de escribir unos segundos porque no sé qué decir: pues sí, el objetivo es el poder, en ocasiones, pocas, el amor. Y el poder, tradicionalmente ha sido masculino, pero en esta serie se le ha dado un género neutro, independientemente del sexo, edad o religión de los personajes. ¿La serie ha sido machista en algún momento? Pues claro, es un mundo de ficción, imaginado en el Medievo, un mundo en el que el contexto histórico en el que se quiere situar a los personajes, es brutal, sangriento, oscuro y terrible. Y machista. Porque el escritor, en su visión aumentada de la Guerra de las Rosas, ¿debe también pasar por el filtro de una comisión de igualdad para escribir su ficción, atendiendo a cuestiones como la lucha de géneros, el empoderamiento femenino, la inclusión, la violencia de género, etc, en el Medievo? ¿En una construcción literaria que busca recrear una atmósfera salvaje asimilada a la época que intenta reflejar?
Se critica la violencia que se ejerce sobre las mujeres pero, estas voces críticas, o no han visto la serie o como decía antes, el objetivo es “no dejar títere con cabeza en nombre del feminismo”. Porque hablamos de una serie en la que se asesina y se mutila a hombres con una crueldad inusitada. Se les entrega para ser devorados por sus propios perros. Se decapita a personajes masculinos después de rociarles por encima oro ardiendo. Mueren de las formas más cruentas en diversas batallas. ¿Por qué las mujeres, en esta realidad violenta, deben ser excluidas? ¿Y por qué, cuando las mujeres triunfan, tienen el poder, el cortador de las cabezas de títeres, argumenta que es un falso feminismo? ¿Es tan difícil creer que Daenerys, Melissandre, Cersey, Sansa, Arya o Missandrei, no son débiles ni dependientes de los hombres y que se enfrentan a situaciones violentas y complicadas valiéndose de sus propios talentos y capacidades?
No me considero más inteligente que nadie, pero tampoco me gusta que infravaloren mi inteligencia. Que de forma condescendiente se eche la culpa a todo lo demás. A las comedias románticas, a las princesas Disney, a los cuentos clásicos y a un señor de 70 años que escribió Juego de tronos. Que me consideren tan poco inteligente, que recibo los estímulos externos sin ningún tipo de filtro. Que no reflexiono sobre lo que leo y lo que veo. Que cuando alguien escribe o crea una serie, una película o imagina un cuento, lo hace contando también con la inteligencia del espectador o lector. Porque la libertad ha de ser inteligente. Porque la imaginación no solo es imaginar fantasías, también es imaginar lo real.
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