De geranios, enredaderas y Papá Noel
Hoy me hiciste recordar cuando llegó mi vecino al piso de enfrente. No había hecho la mudanza pero ya había llenado su ventana de geranios preciosos. Justo enfrente de mi cocina en la que no pongo cortinas porque me gusta que entre la luz y comenzar viendo el día , aunque sean edificios. Era un señor ( digo era porque se ha mudado y se ha llevado los geranios consigo) triste, taciturno, huraño, depresivo que, a fuerza de yo saludarle sonriente desde mi ventana con un plato en la mano y el estropajo en la otra, acabó aceptando mi amistad de ventana a ventana. Contagiada por sus geranios, decidí llenar mi balcón de geranios también. Me encantaba cuidarlos y mirarlos desde la calle me hacía muy feliz. Así que, con tanta alegría, contagiamos también a mi vecina del piso de abajo. Ésta sí que era huraña, triste y un poco antipática y se tomó nuestra alegría floral como un reto. Continuar leyendo «De geranios, enredaderas y Papá Noel»