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Leyendo a George Glas encontré la Montaña de Doramas

Este verano he aprovechado para lecturas variadas que tenía pendiente y, entre libro y libro, encontré la «Descripción de las Islas Canarias», escrita por George Glas en 1764. El libro en español está publicado por el Instituto de Estudios canarios.Glas_libro.jpg
Describe sus vivencias en cada isla, pero me sorprendió gratamente la que realiza de la zona norte de Moya: >> La parte más fértil de Canaria es la montaña de Doramas, situada a unas dos leguas de la ciudad de Las Palmas; está abrigada por bosquecillos de diferentes especies de fragantes árboles, cuyas altas ramas están tan tupidamente entrelazadas que no dejan pasar los rayos del sol. Los arroyuelos que riegan estos sombreados bosquecillos, el murmullo de la brisa entre los árboles y la melodía de los pájaros canarios forman el más delicioso de los conciertos; cuando una persona se encuentra en medio de una de estas encantadoras soledades, no puede dejar de recordar las hermosas palabras que los antiguos escribieron acerca de estas Islas Afortunadas. En contraste con esta maravillosa tierra, la parte más alta de la isla está totalmente desolada y es árida, ya que no produce ni hierbas ni matorrales, a excepción de las ya citadas retamas; pues se eleva tan por encima de las nubes que por ello no recibe ni rocío ni lluvia, sino que está expuesta a un viento fino, seco y abrasador, el cual sopla generalmente desde el oeste, en oposición directa a los vientos alisios por debajo, o debajo de las nubes: durante la noche este viento occidental sopla fuerte, pero amaina durante el día. En invierno, la cumbre de esta isla es inaccesible, pues está cubierta por la nieve.<<
Este pequeño párrafo nos aporta mucha información: cómo estaba la cumbre de Gran Canaria, «inaccesible por la nieve» o la poca vegetación que existía. También nos habla de la espesura y las «altas ramas» del bosque de lauráceas de la Selva de Doramas del siglo XVIII.

Un marino, comerciante y colono escocés.

George Glas (1725-1765) tras varios viajes a las Indias Occidentales, no se sabe bien si en calidad de cirujano o de guardiamarina en una nave de la Marina Real Británica, obtuvo el mando de un barco mercante que cubría la ruta comercial a Brasil, África Occidental y Canarias. En uno de sus viajes descubrió un paraje entre Cabo Verde y Senegal que consideró idóneo para fundar un asentamiento comercial. De regreso en las islas británicas llegó a un acuerdo con las autoridades de su país por el que recibiría 15.000 libras a cambio de obtener de los nativos la cesión de los territorios a la corona británica.
En 1764 viajó acompañado de su mujer e hija a la costa africana, consiguiendo la cesión y nombrando a la nueva colonia como Port Hillsborough. Una hambruna en la zona le llevó a viajar a Lanzarote, donde intentó obtener provisiones, pero las autoridades canarias lo apresaron acusado de contrabando. Por intermediación del gobierno británico fue puesto en libertad al año siguiente, pero en el viaje de regreso la tripulación hispano-portuguesa, sospechando de la existencia de una pequeña fortuna a bordo, asesinó al capitán y a los pasajeros, incluido Glas; su mujer e hija fueron arrojadas por la borda.
Dejó escrita la obra, «The History of the Discovery and Conquest of the Canary Islands», en la que incluyó la traducción al inglés del manuscrito de Juan de Abreu Galindo «Historia de la Conquista de las Siete Islas de Canaria» y su continuación hasta mediados del siglo XVIII, junto con una descripción de la geografía del archipiélago y de las costumbres de sus habitantes.
En definitiva, una lectura muy recomendable para evadirse y viajar («mentalmente») a un bosque siempre verde: la Selva de Doramas.