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Fataga: entre el tipismo y lo exótico.

Me encanta el pueblo de Fataga. Enclavado en un paraje de montaña, rodeado de exuberantes palmeras canarias, con sus románticos callejones propios de un núcleo poblacional compacto siguiendo unas pautas de respeto a los cauces de barrancos.
En su día fue una auténtica fortaleza cuya conquista resultaba casi imposible.fataga_red.png
Inexpugnable.
El visitante al llegar a Fataga y caminar por sus estrechos e intrincados callejones recuerda a otros pueblos de la España castellana y medieval donde las construcciones se apiñan en torno a la iglesia y/o a la plaza principal. Y es que Fataga tiene unos antecedentes muy primitivos.
Fue citado en las crónicas de la conquista en una de las incursiones del gobernador Pedro de Vera y el capitán Miguel Muxica: «E dense el cinco días del mes de noviembre (1482) (sic) fueron a un lugar, que es dentro de las tierras que se llaman Fataga, donde los canarios decían que ningún cristiano podía llegar, y al lugar se entró por fuerza e la gente no se pudo tomar por una muy gran sierra que estaba junto con el lugar donde se acogieron: y allí murieron tres canarios e una mujer que por su voluntad se despeñó e allí se quedó mucho trigo e cebada».

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