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Volver a la naturaleza, un libro de Richard Louv.

Este libro habla de un mal muy común para los que habitamos en Occidente: el síndrome del déficit de naturaleza. librofelicidad.jpg
Este trastorno quiere decir, ni más ni menos, que nos hemos alejado de nuestro «caldo primitivo», del lugar en el que nacimos (la Tierra, con mayúscula), tanto que estamos alienados; y aunque no lo creamos, aunque parezca que vivimos tan campantes por estas tierras de cemento y asfalto, hay algo en nosotros que, por dentro, tira hacia el verde, hacia los animales, hacia el fresco de la huerta, hacia el olor de la fruta recién cortada.
El libro enuncia, una tras otra, formas de volver a la Naturaleza, unas más radicales, otras menos, unas más al alcance de todos, otras de sentido común, pero todas inspiradoras.
¿Te has preguntado por qué estás cansado nada más levantarte?
¿Cuántas horas ves el sol al cabo del día?
¿Qué comes? ¿Sabes de dónde viene? ¿Es alimento?
¿Conoces la zona en la que vives? ¿Crees que sólo hay fauna y vegetación en los grandes paisajes naturales del mundo?
Hay muchas preguntas que hace este libro, las deja caer mientras Louv te cuenta su experiencia en primera persona y sus entrevistas con gente natural de lo más interesante
A veces no sabes lo que sientes, pero sabes que hay algo que no va bien. Yo he puesto palabras a muchas sensaciones que he vivido a lo largo de este último año y que no sabía cómo expresar.
• tienes conciencia de la Naturaleza y trabajas, aunque sea poco a poco, para estudiarla y conservarla. Aprenderás muchos modos interesantes de seguir adelante con tu tarea, y verás que en otros lugares del mundo hay iniciativas solidarias y comunitarias que salen adelante sin problemas.
• te apetece cambiar de vida, por mínima que sea tu apetencia, porque verás que es posible (aunque cierres el libro y todo siga igual, siempre hay esperanza).

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Inagua: 502 pinos singulares

Un árbol singular es aquel en el que se distinguen diferencias que hacen que destaque entre sus semejantes.pinosingular.jpg
Inagua es el pinar de Sur mejor conservado de Gran Canaria. Hoy en día, constituye la mayor masa forestal de la isla. El nombre que recibe este pinar se debe a uno de los montes que lo constituyen: Inagua en La Aldea de San Nicolás, aunque la Reserva Natural Especial de Inagua también incluye los montes de Ojeda en Mogán y Pajonales en Tejeda.
Se sitúa al suroeste de la isla y ocupa una superficie de 3.920,30 hectáreas. Es una de las zonas núcleo de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria.
Se ha publicado recientemente el Catálogo de pinos singulares, que recoge los pinos más grandes. Es una iniciativa impulsada por la Obra Social de La Caja de Canarias, en el marco de su Programa de Voluntariado Ambiental, que surge a raíz del gran incendio que asoló Gran Canaria el verano de 2007, afectando casi en su totalidad a los pinares de la Reserva Natural Integral de Inagua, entre otros territorios del suroeste de la isla.
Cuenta con la colaboración del Servicio de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria.
Estos ejemplares de Pinus canariensis se ubicaban dentro una de las mejores representaciones de pinar de orientación Sur de todo el archipiélago canario, con extensos rodales de pinos centenarios que sobrevivieron a la deforestación general de la isla operada desde la conquista. Si bien estos pinares fueron objeto de intensa explotación hasta bien entrado el siglo XX, algunas zonas se mantuvieron en buen estado de conservación debido a la lejanía en relación a los grandes núcleos habitados y en particular, al régimen de propiedad pública a cargo del estado que en última instancia se valió de la guardería forestal para preservar la masa arbórea.
En la actualidad los mayores rodales de pinos singulares están insertos dentro la Red de Espacios Naturales de Canarias especialmente a través de la figura de la Reserva Natural Integral de Inagua, cuyo objetivo es preservar precisamente la particularidad de este ecosistema forestal. En él conviven una serie de significativos endemismos entre los que destaca el pinzón azul de Gran Canaria Fringilla teydea polatzeki, actualmente en peligro crítico de extinción.
Estas particularidades imprimen un valor único a estos parajes, definidos en ocasiones como «selva de pinos» por la coexistencia de pinos de todas las edades que componen un paisaje genuino, muy distinto a las más conocidas y monótonas masas de pinar repobladas a partir de la segunda mitad del siglo XX.
A esta biodiversidad natural hay que añadir la riqueza cultural ligada a los rastros de los antiguos canarios y a la secular explotación forestal que también ha dejado huellas en todo el territorio, y que por su continua aunque media intensidad posiblemente ha contribuido al mantenimiento del bosque a lo largo del tiempo.
Puedes consultar el catalogo completo en su web.

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Reabre La Hoyilla (La Aldea)

Con gran satisfacción recibimos la noticia de la reapertura del Albergue de La Hoyilla en La Aldea de San Nicolás.
Los nuevos gestores son Ludenatura (Aula de la naturaleza Laurisilva en Valleseco) y comenzaron a principios de febrero sus actividades en La Aldea.
El precio es de 16,00€/alojamiento-sábanas-desayuno, en habitación compartida, y de 20,00€/alojamiento-sábanas-desayuno en habitaciones individuales de 1, 2, 3 y 4 plazas.
Para cualquier información adicional, puedes ponerte en contacto con nosotros.
El Aula de la naturaleza Laurisilva en Valleseco sigue funcionando, con su maravilloso entorno. Reservas en el 928-930-500.
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