Encontramos lágrimas de virgen en los remotos parajes de El Salado (T.M. de Artenara).
Lejos de las cabras
Son datos objetivos. Cuando las cabras se estabulan y no “ramonean” por los campos, montañas y barrancos de las islas, la flora canaria es la primera que lo nota… y lo agradece con floraciones espectaculares.
Resulta que en mis caminatas lejos de las cabras, encontramos en unas paredes del Morro de la Atalaya al Pancratium canariense, un endemismo presente en todas las islas. Es una planta bulbosa, con tallos floríferos de hasta 80 cm. Se distingue por sus flores de color blanco, dispuestas en racimos umbeliformes. La corola posee un ancho tubo y una parte exterior libre. Se conoce como «lágrimas de la Virgen o azucena de risco».
En mi libro del año 2011, publicado en 2012, “Descubriendo Gran Canaria: Reserva de la Biosfera”, visitamos el Barranco de El Salado y Tifaracás, en una ruta que salía de La Aldea de San Nicolás y penetraba en estos espacios abruptos del municipio de Artenara.
Evidentemente con la progresiva desaparición de las cabras sin control, aparecen especies tan lindas como las lágrimas de virgen. Está incluida en el Anexo II de la Orden de protección de la flora vascular silvestre de Canarias.
Las fotos que acompañan a esta noticia son del día 21 de diciembre de 2019, en la parte NE del Morro mencionado, dentro del Espacio Natural Protegido del Parque Natural de Tamadaba (C-9).
Cómo citar este artículo de autor ©: MONZÓN SANTANA, ÁLVARO J., extracto del blog “ventana verde” del C7 y de su libro “Descubriendo Gran Canaria”. Telde, 22 de diciembre de 2019. Fotos propiedad de ©: MONZÓN SANTANA, ÁLVARO J.
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