Moscas, un poco de historia

Las moscas forman parte de casi todos los ecosistemas, en todos los hábitats terrestres.
Las consecuencias de su presencia en el medio ambiente y en la sociedad humana son de importancia excepcional.
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En la historia:
La mosca, como símbolo de valor indomable, insistencia y tenacidad frente al conflicto, era el mayor galardón militar en la cultura egipcia, la más alta distinción concedida por el faraón a sus valientes. El faraón Ahmose condecoró en una bella ceremonia a su madre, Ahhotep, con un collar con tres grandes moscas de oro, de 9 cm de altura. Ninguna otra reina de Egipto recibió esta condecoración militar. Ahmosis reconocía así que la inspiradora de la guerra de liberación había sido Ahhotep; era su forma de reconocer los grandes esfuerzos y sacrificios a los que se había sometido esta reina, entregada a la causa de liberar a Egipto del yugo de los hicsos.
En el ecosistema:


Las moscas y otros insectos, tal como los escarabajos excavadores, son muy importantes en el consumo y eliminación de los cadáveres de los animales. Las moscas también son esenciales en convertir la materia fecal y en la descomposición de la vegetación.
Las moscas taquínidas se usan como control biológico porque parasitan a distintas especies de bichos chinches. Las moscas también sirven como presa para otros animales incluyendo aves y pequeños roedores, son así parte importante de la cadena alimentaria. Algunas son activos polinizadores (por ejemplo, se crían las moscas en grandes números para servir como polinizadoras de girasoles en los invernaderos de Japón, también son buenos polinizadores de coles y otras plantas crucíferas).
Por el contrario, y dado que la materia fecal y la carne en descomposición atraen a las moscas, se implican a las moscas con la transmisión de enfermedades infecciosas como la disentería, el cólera, y la fiebre tifoidea al contaminar los alimentos sobre los que se posan. También son vectores en la transmisión de epizootias, como por ejemplo la mosca tse-tsé que propaga, por picadura, la enfermedad del sueño entre los bóvidos y el hombre.
Las larvas de algunas moscas producen miasis (gusaneras o bicheras) en el ganado (Cochliomyia hominivorax, el gusano barrenador del ganado) y en el hombre (Dermatobia hominis).
Duermen de noche:
Para conocer con más detalle sobre todo esto (el descanso nocturno de las moscas Drosophila, demostración de que realmente permanecen dormidas durante la mayor parte de la noche), hay que conocer los interesantísimos estudios que en su día publicaron dos grupos de científicos: J. Hendriks y sus colaboradores en la revista Neuron y Giulio Tononi y sus colegas en la revista Science.
Ahora sabemos que las moscas que, después de cinco minutos de reposo en la oscuridad, resultan más difíciles de asustar que cuando no están descansando (el estímulo necesario para despertarlas cuando llevan un buen rato dormidas, debe ser de una intensidad considerable).
Descansan diez horas por la noche, y si se las impide dormir, en las 24 horas siguientes intentan recuperar el sueño perdido, igual que procuramos hacer los humanos y, al igual que los humanos, del dormir poco y mal surgen patologías que demuestran la necesidad de esta actividad fisiológica.
Si las moscas toman cafeína, duermen mal; si toman hipnóticos duermen mucho.
Las jovencitas (menos de tres días de existencia) pasan la mayor parte del tiempo dormidas; las jóvenes y adultas descansan un tiempo razonable; las ancianas (33 días o más), apenas duermen. En general, es un esquema no demasiado diferente del de los mamíferos.

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