En breve se cumplirán veinte años de la última víctima mortal de este singular barranco de Gran Canaria. Fue la guía holandesa, Wilhelmina Kuznik, de 62 años.
He escrito mucho sobre los valores ambientales de esta joya verde del sureste grancanario. Un barranco insertado dentro de la Reserva Natural de Los Marteles. El lugar está muy protegido por albergar en él la mejor representación existente en Gran Canaria y, quizás del archipiélago, de saos, sauces (Salix canariensis) que forman un auténtico bosque en galería. Es una de las atracciones semanales para caminantes ávidos de sombra y flores de colores.
No obstante, siempre es bueno recordar los riesgos de caminar en un terreno tan abrupto y escarpado. Una placa de piedra con varias inscripciones, nos recuerda los peligros que se esconden en cada curva del camino.
Hoy con la consolidación del camino central que, discurre paralelo al agua fresca, libre y cantarina, ha supuesto una mejora considerable tanto en la seguridad del caminante como en la minimización de impactos ambientales colaterales.
Los visitantes que acuden en masa los fines de semana, deberían ir con el calzado adecuado, (botas de montaña); respetar y mantenerse –siempre- en el camino y evitar “asomarse” a los peñascos de las zonas no acondicionadas.Eso fue lo que le ocurrió a Wil.
Wilhelmina Kuznik (12/03/1939 –29/03/2001) llegó a Gran Canaria y de la mano de su amiga Harriete Aarden visitó por primera vez el barranco de Los Cernícalos. Maravillada por el espacio natural con gran potencial turístico, se atrevió a guiar a su grupo.
El 29 de marzo, su grupo descansaba para el reagrupamiento en una terraza a la sombra de grandes acebuches. Ella se desplazó unos metros y encontró una caída vertical, no más de 3-4 metros, pero suficiente para que su cabeza se golpeara con el duro basalto. El traumatismo craneal le produjo el óbito instantáneo.
“Sigues viviendo dentro de nosotros”
Allí permanece el dolor de sus familiares, desgarrados
por la tragedia. Las inscripciones de la placa nos dicen: “Je leeft verder in ons” (Sigues viviendo dentro de nosotros); Horst (nombre d
e su marido), Kinderen (hijos), Kleinkinderen (nietos). Recuerdan con flores del lugar, esa triste despedida. Una placa metálica circular con el Santísimo culmina la austera
decoración, ayudando al descanso y la paz eterna.
Su amigo Frank Goldberg colaboró en poner la lápida en un lugar escondido, al que llegó la Jueza de Instrucción que, aquel jueves, estaba de guardia en Telde. Era Monserrat Ortega, acompañada por la Guardia Civil, ascendió el camino del barranco de Los Cernícalos en busca del cuerpo que yacía junto al agua y una ñamera. Policía Local de Telde, Policía Nacional y efectivos del Centro Salud colaboraron en el siniestro.
El año 2001 fue realmente catastrófico en Cernícalos. Una persona que llevaba desaparecida varios días, se encontró muerta en una de las laderas escarpada del Barranco. En la parte media alta, donde generalmente no llega el gran público. Sin embargo, sus familiares lo encontraron allí, muy cerca de la galería de Los Guinderos.
Curiosamente, otro mes de marzo, pero en este caso en el año 2018, una senderista muere. En este caso, el fallecimiento se produjo tras sufrir un desvanecimiento (algunos medios hablan de parada cardiorespiratoria. Fue una muerte natural); por lo tanto, esta muerte no se computa como accidente propio de la práctica del senderismo y montañismo.
Muchos son los accidentados y más las incidencias que llegan al Centro de Coordinación de Emergencias y Seguridad todas las semanas.
Ha cambiado mucho el sendero
En el año 2010 una Escuela Taller Senderos de Telde, se puso manos a la obra y colocó varios troncos para cruzar y vadear el cauce; el trabajo de concienciación para que se dejará de acampar y se mantuviera limpio; el Cabildo consolidó el camino en el Dominio Público Hidráulico, limpiando cañas y zarzas descansando, así las agotadas laderas y la rica biodiversidad (flora y fauna) que se refugia en los acebuchales. Unas sinergias y coordinaciones interadministrativas que ayudaron a recuperar y mejorar el camino del barranco.
Se trabaja en la actualidad en mejorar los puntos críticos del camino con actuaciones blandas que mejoren la seguridad y den garantía a los muchos visitantes. Y por supuesto, señalética, mensajes claro de advertencias y riesgos. Muy importante su respeto. Y, finalmente, la educación. Materiales informativos y divulgativos para que los que se acerquen al espacio, conozcan los enormes valores biológicos y culturales de este maravilloso rincón de Gran Canaria.
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