Un árbol, un céntimo verde.

Hace una semana participé en la primera asamblea informativa sobre el «céntimo verde» que se celebró en el patio del Cabildo de Gran Canaria.
Fue numerosa y animada la participación. Había personas de diversos sectores ambientales, así como profesionales privados que aportaron su punto de vista en cuestiones relativas al turismo, al paisaje y al medio ambiente.
La iniciativa prevé recaudar en torno 11 millones de euros en una primera fase y gestionados por los cabildos para destinarlos a políticas de gestión del medio y generación de economía verde como reforestaciones, restauración de hábitats degradados, lucha contra la desertización y la erosión, entre otras muchas.
Con esta iniciativa se podría generar miles de empleos verdes en Canarias. Empleos de calidad, estables y que dinamizarían las zonas rurales, que son además las más castigadas por el paro.centimoverde.jpg
Estudios multidisciplinares.


Estamos en una fase donde se quiere fomentar la participación ciudadana. Además, en breve, se presentará un proyecto (Life-Tamaran) para estudiar, evaluar y planificar bien la iniciativa que partió de los Profesionales Forestales y fue asumida por el Cabildo de Gran Canaria que, a su vez, se trasladó al seno de la Comisión de la FECAI (Federación de Cabildos Insulares). Ahora parece que está en los despachos de la Consejería de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias para corregir los borradores y orientar/mejorar el articulado.
Es importante que esta propuesta, que inicialmente se lanzó como «céntimo forestal» y que ahora se llama «céntimo verde», mantenga su espíritu y sea una verdadera inversión y no un gasto.
Es un instrumento fiscal que debe ir acompañado de innovación en la definición y aplicación de las políticas de biodiversidad y bosques en Canarias: debe ser un mecanismo socialmente participativo, transparente, eficaz y eficiente en sus objetivos de recuperación de la vegetación de las islas, justo y compensatorio.centimo forestal.jpg
Mejoras para la familia rural.
Se inspiró en el modelo de Costa Rica y su sistema de pago por servicios ambientales, financiado, parcialmente, mediante un impuesto al consumo de combustibles fósiles.
El carácter finalista ha de ser cuantificado pero los datos iniciales hablan de que se podrían plantar unas 30.000 hectáreas de nuevos bosques en Canarias de aquí a 2030 y destinar desde 2020, 11 millones de euros al año a incentivos para mejorar, ambientalmente, terrenos abandonados. Una inyección directa de recursos para la economía de las familias canarias rurales.
Paralelamente, como ocurriera con el impuesto del tabaco y el alcohol, también puede que se desarrolle un «desvió» de usuarios hacia modos de transportes diferentes y ecológicos (transporte colectivo, coches eléctricos, movilidad a pie, etc.)
A nivel jurídico es fundamental, también, que se mantenga el carácter finalista del céntimo verde, esto es, que se mantenga un vínculo claro entre el hecho que se grava, el consumo de combustibles fósiles, y el fin al que se destine: la conservación y mejora de los ecosistemas terrestres como fijadores de CO2.
De no mantenerse este vínculo podrá perder su validez legal y ser revocado, como ya sucedió con el céntimo sanitario implantado por otras comunidades autónomas y que fue finalmente anulado por la Unión Europea.

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