Las dinámicas actuales distan mucho de aquellos viajeros decimonónicos que, atraídos por la calidad excepcional de la Isla y sus microclimas, respetaban y escribían las luces y sombras de un territorio marcado por su abrupto paisaje. Transcurridos varios siglos desde aquella primera excursión («la vuelta al mundo») por la comarca del Centro de Gran Canaria, tenemos que hacer referencia a las nuevas dinámicas turísticas marcadas por la bajada de precios y por los paquetes del «todo incluido» que predominan en este mercado global del siglo XXI. Nos guste o no, con sus virtudes y sus defectos, se instalan como estrategia de ahorro y comodidad estos paquetes del «todo incluido». No me quiero extender en este producto porque, realmente, lo que nos preocupa es su evolución hacia el «todo vale».
Paralelamente, es necesario recordar la evolución insostenible del turismo en Gran Canaria: un producto de sol y playa, con escasa diversificación y originalidad en su oferta, a veces asociado a un deterioro paisajístico, masificación de la oferta y de sus estructuras, vinculado a construcciones poco acordes con la tipología turística y destruyendo -en ocasiones- el paisaje bucólico y natural, valorado por aquellos primeros viajeros decimonónicos que se encontraron con un paisaje rural vivo contextualizado en unos espacios naturales, en el sentido más amplio del término.
Al «todo vale» se llega por una degradación de la oferta y una equivocada apuesta por las estadísticas.
Prima mucho alcanzar una cifra de viajeros, sin pensar qué beneficios repercuten en la sociedad grancanaria en su conjunto. Ese mito de que a más turistas, más riquezas, tenemos que comenzar a cambiarlo. Y es ahí donde debemos trabajar, estudiar e investigar en nuevas ofertas que reorienten la llegada del «todo vale».
Expliquemos, pues, a qué nos estamos refiriendo con el «todo vale», este fenómeno emergente en el Mediterráneo, donde el low cost trae consecuencias inesperadas: disturbios, gamberrismo, delincuencia, actos vandálicos, prácticas suicidas, ninguneo a las poblaciones locales, etc. Son los conocidos hooligans (término futbolístico aplicado a los aficionados ingleses que invadían las ciudades europeas con la cerveza en la mano y con unos comportamientos impropios)… pero no nos equivoquemos, los hooligans del turismo pueden llegar desde cualquier país favorecidos por la bajada de precios en los paquetes que se ofrecen en origen.
Suponemos que a nadie le gustaría llegar a esos escenarios que ya se dan en otras regiones españolas. Por eso nuestro estudio, análisis y trabajo pasa por dignificar nuestra oferta. Nuestra apuesta por otro modo de entender el turismo, otras opciones para revalorizar nuestra tierra y su rica y variada biodiversidad natural y paisajística, redistribuir los ingresos y cualificar los equipamientos turísticos. No se entendería que un viajero que llega al sur de Gran Canaria, como mínimo un día, no se suba en el transporte público y visite la capital de la Isla. Como tampoco se entendería que ante el millón de cruceristas que llegan a la capital no seamos capaces de organizar salidas para visitar -en un par de horas- otros pueblos del interior.
La sostenibilidad de nuestra isla pasa, necesariamente, por buscar fórmulas alternativas al «todo incluido» y «todo vale»; propiciando alianzas para que el turista se sienta en el mejor lugar del mundo, desde el punto de vista ambiental y de la comodidad, fidelizando a todos los visitantes y declinando cualquier expectativa de acercamiento a ese denostado hooligan viajero.
Monte Park y el concepto de un nuevo turismo del bienestar
Retrocedemos en el tiempo y regresamos al Monte Lentiscal, que tomó la delantera para atraer a aquellos viajeros y naturalistas del siglo XIX. Monte Park es una iniciativa empresarial que apuesta por revalorizar la comarca y rechazar de plano el low cost en la oferta turística. Monte Park podría ser una apuesta que quiere posicionarse en el nuevo escenario europeo del turismo de salud y bienestar. Un grupo de pequeños y medianos empresarios, asociados a la cercanía del Hotel Escuela Santa Brígida, aceleran su velocidad, para alcanzar -quizás- un puesto de relevancia en la captura de esos clientes potenciales que llegarán a nuestra región al socaire de la nueva directiva europea.
Estos empresarios demuestran, a la vez, que en nuestra tierra también somos capaces de crear sinergias y alianzas sectoriales, recualificando nuestra oferta turística. En breve se presentará a la sociedad grancanaria el proyecto «Monte Park», donde diversos sectores económicos del área del Monte Lentiscal se han unido para la recuperación de la marca turística basada en un desarrollo sostenible a partir de la puesta en valor de los recursos naturales y culturales que caracterizaban el espacio de El Monte, infravalorados hasta el momento, pero de indudables valores intrínsecos.
Artículo/trabajo firmado por:
Álvaro Monzón Santana (escritor medioambiental)
y María del Pino Rodríguez Socorro (doctora en Geografía y experta en turismo sostenible) Noviembre de 2013,
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