
Al respecto escribió Kumi NaidooKumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional:
«Un evento como la Fórmula 1 es un acontecimiento mundial, reconocido por incorporar innovaciones en tecnología e ingeniería de punta. También se caracteriza por mostrar un espíritu deportivo que está en el corazón del Gran Premio y de sus seguidores.
Por eso, no comprendemos cómo es que la empresa Shell, líder en la peligrosa carrera por destruir el Ártico para encontrar petróleo, sea el principal auspiciante de este evento. La petrolera es responsable de desastres ambientales que van desde el fracking en Sudáfrica hasta los derrames de petróleo en el Delta del Níger. O de dejar devastadas a las comunidades indígenas en las arenas bituminosas de Canadá. Y por último, pero no menos importante, de asumir un riesgo altisimo para encontrar petróleo en los deshielos que se están abriendo en la región del Ártico.
Shell ha demostrado una y otra vez que es capaz de realizar las operaciones más peligrosas en su carrera por acaparar las últimas gotas de petróleo que queden en el planeta.
Pero, mientras que esta empresa está volviéndose cada vez más ambiciosa, el resto de nosotros participamos de una carrera diferente: la carrera para proteger el Ártico de un derrame de petróleo que devastaría esta frágil región. Todo automovilista sabe que si se derramara aceite en la pista de carreras se produciría un accidente, un derrame de petróleo en el Ártico sería mucho más catastrófico.
Los científicos nos dicen que el Ártico está fuera de control. A medida que aumenta la temperatura del planeta, el hielo se derrite mientras Shell y otras empresas se dirigen a perforar esas zonas en busca de petróleo, lo que, a su vez, aumenta la temperatura y hace que los hielos se derritan. Es un círculo vicioso. Es la locura y la codicia en su peor faceta y tenemos que detenerlos.
Toda la vida en la tierra depende de la fuerza de las capas de hielo del Ártico, que estabilizan el clima del planeta al reflejar el calor del sol de vuelta al espacio. Sin ellas, nos enfrentaríamos a un mundo muy diferente. Es por eso que en el último año, casi cuatro millones de personas de todo el mundo se unieron al movimiento para salvar el Ártico, haciendo frente a Shell y otras empresas ambiciosas.
Este no es el tipo de negocio en el que una empresa gana un lugar en el podio.
Pero juntos podemos hacer pública la verdad sobre los peligrosos planes de Shell para el Ártico. Sumate a nosotros y decile a Shell que el Ártico no es su pista de carrera. Si trabajamos juntos, podemos salvar el Ártico y evitar que el cambio climático nos lleve a la catástrofe.»