Telde: catorce años después

En plena «pubertad» el Parque Urbano de San Juan cumple hoy aniversario rodeado de una frondosa vegetación digna de los mejores parques europeos.IMG_1257reduci.jpg

La primavera llega al Parque de San Juan

Sin placas ni nombres oficiales. Sin señaléticas orientativas, el próximo 25 de mayo se van a cumplir, justamente, 14 años de la inauguración del Parque Urbano de San Juan. Fue en el año 1999 cuando las páginas de la prensa local se llenaron de un verde esperanza.
Daban una noticia histórica porque 160.000 metros cuadrados libres de asfalto, convertían a Telde, en la ciudad, con el mayor parque urbano de entonces. Ya eso es historia porque otros municipios han ampliado superficies similares. Costó dos años de arduo trabajo y unos 830 millones de pesetas. Pero, sinceramente, para los que colaboramos en el diseño y selección de especies vegetales, recorrer la zona de la flora canaria (en la entrada oeste del parque) y disfrutar de su máximo esplendor primaveral, es todo un ejercicio de regocijo y felicidad.


La naturaleza tiene sus propios tiempos. Al ritmo de las estaciones anuales, la rica biodiversidad canaria presente en el Parque Urbano, va tomando sus propias tonalidades.
Es sorprendente la prolifera floración cuyos colores van, del blanco del guaydil, pasando por la retama blanca, el tajinaste e incluso el sorprende chaparro (que solo se podía ver en ambientes costeros como Tufia); al malva intenso de la salvia, y, por supuesto, las amplias gamas cromáticas de flores amarillas (botonera, margarita, madama pegajosa, etc).
En este recorrido de especies canarias, nos encontraremos al Palo de Sangre y a la malva de risco que se han adaptado muy bien al ambiente urbano de San Juan.
En general podemos alabar el gran valor de esta flora autóctona que se niega a desaparecer de nuestro municipio, a pesar de la enorme dispersión de la urbanización que va acotando los lugares relictuales donde esta flora, de manera silvestre, podría tener futuro.
El éxito del parque urbano, no está ni en el valor de recuperación de la flora canaria, ni en los millones invertidos. El éxito radica en las estadísticas de visitantes que diariamente hacen uso de sus paseos, cornisas, avenidas y caminos, donde el paseante va descubriendo por ejemplo, la colección de esculturas del artista Maximo Riol, (siete obras de bronce que dibujan en el aire las siluetas y contornos de cada una de las Islas Canarias).
Riol, vaticinaba, en el ocaso del pasado siglo, que este parque tendría algún día una similitud al mitológico Jardín de las Hespérides.
Con paciencia llegaremos.
Artículo de opinión de Álvaro Monzón Santana

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