Desde mi libertad
Estos días, ha habido un señor que en redes sociales, me ha tomado como objetivo de su ira incontrolable por mis opiniones. Opiniones emitidas en mi muro, mi espacio, desde la libertad, esté errada en ellas o no. Ayer, sobrepasaba los límites, utilizando mi imagen sin mi autorización, (acto penado por ley) compartiendo (mediante captura de pantalla) mi publicación con mi imagen en su muro. Pensaba que no me enteraría, pero facebook, con su reconocimiento de imagen, me avisó. Le pedí que no utilizase mi imagen sin mi consentimiento, que respetase la libertad de los demás para opinar, sin insultar. Además, le aconsejé que no era saludable visitar muros de personas que no eran de su agrado, que ahora esas energías que perdía, eran muy necesarias. Así como que mejorase su comprensión lectora: mi post iba más en la dirección de su línea de pensamiento que otra cosa. Me dijo que le estaba amenazando (de nuevo, problemas de comprensión lectora), que yo era una fascista y que solo merecía desprecio, además de que “no me tenía miedo porque era muy poca cosa”.
Es la primera vez, en los años que llevo en esta red social, que me ocurre algo así. Pero, curiosamente, lejos de enfadarme, me ha hecho ser más tolerante. Comprender, que esto es a lo que te expones cuando estás en la red porque, por desgracia, no podemos pedirle a todo el mundo un uso correcto de las mismas, basadas en la educación y el respeto. Tampoco podemos pedirlo, cuando no todos contamos con las mismas herramientas: educación, respeto, inteligencia, tolerancia…
Voy a seguir dando mi opinión, compartiendo lo que quiera compartir, artículos de periódico, fotografías, relatos, canciones, etc. Lo que mi libertad me permita, asumiendo que, a veces, la libertad es un concepto que no es respetado, precisamente , por aquellos que se proclaman como estandartes de la misma.