J.J. Armas Marcelo (III Festival Hispanoamericano de Escritores)
Hace unas semanas, J.J. Armas Marcelo anunciaba su retirada de la dirección de la Cátedra Vargas Llosa. Muchos de sus amigos nos enterábamos de la noticia así, de sopetón. Y me acabo de dar cuenta de que hacía muchísimo tiempo que no utilizaba esa expresión, pero creo que va muy bien con Juancho. Está sentado, con la mirada y la mente en algún lugar lejano o cercano y, de sopetón, dice algo que hace que todos riamos a carcajadas. De sopetón, nos lleva al Hotel Iberia, al año 1979. De sopetón, viajamos a Islandia y, de sopetón, le pregunta al público presente en el homenaje que se celebró en su honor en Los Llanos de Aridane, en el marco del III Festival Hispanoamericano de Escritores, si quería reírse. Y nos reímos. Mucho. Junto a su amigo Pepe Esteban “Para mí fundamental en mi vida intelectual y en mi formación sentimental”, y a una presentadora de excepción, la escritora Carmen Posadas, pasamos algunas de las páginas de las memorias de ambos. Un Consejo de Guerra. Un congreso de escritores en Las Palmas de Gran Canaria. Un viaje a Reikiavik. Y mil y una anécdotas (por poner un número, porque posiblemente sean más) que podemos encontrar en “Ni para el amor ni para el olvido”, las memorias de J.J. Armas Marcelo y en “Ahora que recuerdo”, las memorias de Pepe Esteban.
Y, de repente, dejo de escribir. Releo lo escrito y decido no borrarlo, pero sé que no me está saliendo natural. Intento escribir desde la distancia como si estuviese escribiendo un artículo periodístico, una nota de prensa, un “qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué”, y no. Yo no soy periodista y aunque quiera simular que escribo desde la objetividad, que parezca que no conozco a Juancho, que no soy su amiga y que no le quiero, todo esto es falso. Y tengo la suerte de decir que formo parte de esos muchos amigos que tiene, aunque, como él dice: también haya muchos que le odian, “pero quien peca y reza, empata”. Y J.J. Armas Marcelo ha empatado. Yo diría que más que empatar, ha ganado, pero sé que él me corregiría, Guada, querida, dejémoslo en empate.
Este jueves, en su homenaje, estaban todos los que tenían que estar, los que allí nos juntamos, los que se unieron desde el otro lado del Atlántico, los que siguieron el acto vía streaming, los que escribieron mensajes para él en el pequeño libro que le entregaba Nicolás Melini, Director del Festival, y que se hizo allí la pregunta a la que todos los que lo conocemos, hubiésemos dado la misma respuesta: ¿Por qué hoy merece un homenaje Juancho Armas Marcelo? Porque hay una parte de Juancho que es sin duda su generosidad…