La chica salvaje
Me gusta recomendar libros. Lo hago desde mi experiencia como lectora. Mi pasión por la lectura me ha llevado a ser editora, pero nunca he escrito una reseña desde esa perspectiva, desde el punto de vista profesional. Lo hago desde mi posición de lectora. Creo que esta matización es importante porque de esta forma, me acerco más a los lectores de tú a tú, de lector a lector, a veces coincidiendo en gustos y opiniones y otras, en puntos de partida muy diferentes pero siempre aprendiendo unos de otros, escritores y lectores.
Tampoco soy crítica literaria. Recomiendo solo lo que me gusta. Y por eso hablo esta vez de “La chica salvaje”, un libro que me sorprendió desde el principio y que coincide con ser mi primera lectura de verano.
Llegué a él por mi padre, mi principal asesor en cuanto a lecturas se refiere. Me lo había regalado a través de Kindle y aprovechando que iba a estar en un avión cuatro horas, comencé a leerlo. Lo explico así, porque me gustaría que los que quisiesen leerlo después de haber llegado a estas líneas, lo hagan como lo hice yo: sin saber absolutamente nada de la autora, ni del libro, ni de la trama.
Es difícil reseñar así un libro. Algunos dirán que, efectivamente, esto no es una reseña sino una recomendación. Y tendrán razón: lean “La chica salvaje” (Delia Owens, Ed.Ático de los Libros), no les defraudará. Soy una persona incapaz de no hacer spoilers, pero creo que en esta ocasión merece la pena no desvelar absolutamente nada. Confío en que lo agradecerán. Y, la próxima vez, ya hablaremos de lo que nos hemos encontrado en sus páginas.