Quimeras
Estos días, vuelven a asaltarme ente sueños las palabras. Voy a escribir esto, voy a escribir lo otro. En el camino hacia el despertar se quedan muchas de esas palabras y cuando me despierto, solo revolotean alrededor quizás las del último sueño antes de volver a la realidad. Las otras, se quedan en la nebulosa de lo nunca escrito.
Ayer decidí que lo que había publicado, iba a ser mi última publicación con respecto a esta pandemia y la gestión de la misma por parte de nuestro gobierno, el único que debía gestionarla con responsabilidad, como depositario de nuestra confianza en su buen hacer para el logro del mantenimiento y vigencia de los intereses vitales de nuestra sociedad.
Todos sabemos leer. Todos podemos estar informados. Yo lo hago leyendo prensa de todos los colores. Nacional e internacional. Escuchando entrevistas, también de todos los colores, y saco mis propias conclusiones, que puedo asegurarles que no son partidistas. Hoy por hoy, podría decirles que a mí, ningún partido me representa. Objetividad, esa es mi elección.
Y como yo, todos estamos informados, o deberíamos. Cómo queramos acceder a esa información, el sesgo que le queramos aplicar, ya es cuestión de cada uno. Pero la información está ahí. Los hechos, también. Los resultados, también.
Me quedo con el tiempo. Con el silencio que escuchaba hoy a las cinco de la madrugada solo interrumpido por el rumor del mar a los pies de mi balcón.
Un tiempo que me ha servido para valorar lo que es real, lo que de verdad está a mi alcance, lejos, muy lejos de las quimeras con las que muchas veces queremos disfrazarnos. Porque no olvidemos que las verdaderas quimeras, vomitaban llamas, tenían cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón.