El Joker: cuando los chistes te hacen llorar

“No imagino que mi muerte me traiga más dolor que mi vida”. Esta frase aparece casi al comienzo de la película, manuscrita en la libreta que siempre acompañaba a Arthur. El equipo de producción hizo un buen trabajo teniendo para varias de las escenas en las que aparecía esta libreta, versiones de la misma en no imagino cuántos idiomas, pero muchos. Para mí esto no debería ser necesario, al contrario, quizá hasta me moleste un poco. Me hubiera conformado con la versión original con subtítulos de lo escrito, sobre todo, porque en esa versión original me hubiera creído que aquella era la letra de Arthur. La letra de El Joker.
Esa frase no me abandonó durante las dos horas de película. Dos horas en las que casi contuve la respiración todo el tiempo. Reseñar películas no es fácil. Hacer una buena crítica, tampoco. Otra cosa es dar tu opinión (sin spoilers), que es lo que yo hago. Eso puede ser mas fácil, sobre todo porque soy muy selectiva con las películas que voy a ver al cine y no me suelo decepcionar. Esta, no me ha decepcionado. Quizá lo correcto sea decir que Joaquín Phoenix no me ha decepcionado, porque como he leído en otras críticas como un aspecto negativo, la película reposa sobre sus hombros y yo me pregunto qué problema existiría si fuese así. Es cierto que para el cine, para el buen cine, tiene que haber cierto equilibrio entre todos los aspectos y que aquí la fuerza en la interpretación de Joaquín Phoenix, puede que incline más la balanza a su favor pero, ¿no podríamos decir lo mismo de Un tranvía llamado deseo? Sin duda, la película no hubiese sido lo mismo sin Marlon Brando y El Joker tampoco sin Joaquín Phoenix, un Óscar indiscutible.

Había comenzado a escribir este texto pocos días después de ver la película pero hice una pausa. Necesitaba seguir pensando en ella y en este tiempo, una semana, se ha convertido en la película con clasificación para adultos más taquillera de la historia. Y eso, a pesar de los arduos pero infructuosos intentos de un amplio sector de ese feminismo radical y absurdo por lograr que fuese silenciada y hasta prohibida por mostrar a un personaje ¿Joker? machista, misógino; un incel, un célibe involuntario.
Me pregunto cuántas de estas críticas han ido al cine no solo con la guadaña de la censura preparada para cortar cabezas, sino habiéndose documentado antes, estudiando (ya que tan ferozmente iban a criticar) al personaje. Cuántas han escrito páginas y páginas sin saber cuándo fue creado y ni siquiera por quién, ¿Bill Finger, Robinson o Bob Kane? Así sabrían que en su origen era un psicópata asesino, pero que ya la censura de la época (censuras que creíamos superadas) y los límites que establecía la Comics Code Authority, lo redujeron a un simple payaso inofensivo que molestaba a los policías. Y que, con el resurgir de los cómics de Batman, fue recuperando su personalidad de origen, volviéndose cada vez más oscuro.
Como oscuro se va volviendo todo intento de expresar libremente lo que un guionista, un director, un escritor, un artista, desee. Porque siempre, siempre, va a haber alguien que se sienta ofendido. Porque más que avanzar hacia la igualdad de género, retrocedemos hacia un feminismo distópico que cada vez es más real.
El Joker: la marginalidad por ser diferente, la pobreza, la soledad, la sociedad del espectáculo, la enfermedad, el maltrato infantil, la psicosis, la supervivencia, la angustia del silencio, la futilidad del amor, la precariedad laboral, la falta de empatía, la verdad unilateral, la crispación por la desigualdad. La anarquía como redención.

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