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Contratos reservados, la cantinela de las Empresas de Inserción

 

 

 

 

Fue en el año 2015, cuando la Ley 31, acababa con la restricción que tenían las empresas de inserción para acceder a las obras y servicios que licita la administración pública. Solamente se podían acoger a los contratos menores, sin publicidad.

 

Las razones que nos daban para justificarlo eran bastante peregrinas. Decían que la ley de contratación pública se había aprobado en octubre del 2007 y en esos momentos no existía un marco normativo que regulara a las empresas de inserción. Solamente unos meses después, en diciembre se aprobó por mayoría  absoluta de todos los partidos políticos, (algo que ahora parece ciencia ficción) la ley 44/2007 que por fin daba carta de legalidad a las empresas de inserción.

 

Es evidente que hubo ocasiones para hacer el cambio correspondiente pero no se produjo hasta en el año 2015, ocho largos años para conseguir algo que considerábamos a todas luces, justo: una parte del pastel de la administración pública para seguir creando empleo de calidad que permitiera a las personas más vulnerables acceder a uno de los derechos fundamentales.

 

Ahora, ya es obligatorio. La ley 9/2017 de 8 de noviembre, de contratos del sector público, contempla en la Disposición  Adicional Cuarta la reserva de contratos. Es imperativa y taxativa y afecta a todas las entidades del sector público (incluye fundaciones públicas, organismos autónomos, mancomunidades, etc) y están obligadas a fijar por acuerdo del pleno,  un porcentaje mínimo de sus contratos públicos que deberán calificar como reservados y ser adjudicados a Centros Especiales de Empleo  (CEE) y Empresas de Inserción (EI)

 

Es evidente que la administración es bastante más laxa en el cumplimiento de sus obligaciones y muy diligente cuando se trata de que la ciudadanía haga lo propio. Pero no nos cansamos, con el mismo tesón que conseguimos cambiar la ley insistiremos para su debido cumplimiento.

 

Dentro de esta estrategia esta semana, el día 22, volveremos a celebrar en la Finca el Cerezo de Villena, el X Desayuno empresarial para seguir recordando, junto a un humeante café, esta obligación. Y para ello, nada mejor que compartir las buenas prácticas de algunos ayuntamientos y cómo este tipo de contratos fortalece en el día a día a las empresas de inserción.

 

La misma ley 31/2015 reconoció a las empresas de inserción como Prestadoras de Servicios de Interés Económico General, es decir que suplimos a las administraciones públicas en aquellas parcelas a las que no llega.  Ni las mentes más lúcidas pueden negar que estamos en una situación en la que la pobreza y la exclusión está generando sufrimiento, desesperanza y dolor. Por eso, consideramos fundamental que con el mismo dinero que la administración dispone para sus obras y servicios,  apoyen este tipo de economía social y solidaria.

 

No es posible salir de esta crisis, de esta pandemia, sin incorporar a los colectivos más vulnerables al proceso de reconstrucción. De la misma manera que los nuevos retos de la Transición Ecológica, diversificación, soberanía alimentaria, agricultura ecológica, turismo sostenible, economía verde o azul deberán hacerse desde la inclusión y la solidaridad.

 

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El circo de los leones

 

Ayer tuvimos lo que se presume sea la última sesión de esta temporada en el Palacio de San Jerónimo. Los dos leones que flanquean la puerta principal del Congreso de los Diputados y Diputadas se quedarán sin ver este mes de Agosto a sus señorías.  Se van de vacaciones. Pero no sin antes ponerse deberes para septiembre.

La sesión en la que el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez tenía que trasladar la información de los acuerdos alcanzados en Europa se ha vuelto a convertir en algo a lo que empieza a ser habitual: un esperpento. El espacio de la soberanía popular, ese a dónde mandamos a nuestra clase política con el mandato de que resuelvan los problemas de nuestro país, está resultando sesión tras sesión  en un lugar poco recomendable para la salud.

Desde hace años propongo a la gente que viene a estudiar nuestro idioma lo mismo que hizo mi profesora de la Alianza Francesa en París: ver los telediarios y seguir los debates parlamentarios. Decía que era una buena manera de familiarizarse con el idioma, de ampliar vocabulario, de aprender a construir correctamente las  frases.

Pues bien ya he desistido. Para mi, que me gusta la política, que sigo el devenir de los acontecimientos en nuestro país, que he tenido que ir muchas veces para conseguir la aprobación de las leyes de Empresas de Inserción, Economía Social, la ley  31/2015 que declara a las empresas de inserción como Prestadoras de Servicios de Interés Económico General, me está resultado un ejercicio insufrible ver a la representación popular jugando un papel que no enseñaría en ninguna escuela, en ningún proyecto educativo y por supuesto que evito a quienes vienen a este país a conocernos y aprender nuestro idioma.

Ayer, cuando las cifras del desempleo se disparan, cuando el PIB cae estrepitosamente, cuando las colas del hambre siguen existiendo en las grandes capitales, cuando la gente no sabe si va a conservar el puesto de trabajo, cuando no sabemos la evolución del virus que nos atenaza, en el Congreso de los Diputados y Diputadas, no se hablaba de nada de esto ni del objetivo de la convocatoria que era dar a conocer el contenido de los acuerdos alcanzados en Europa y cómo esos fondo se van a distribuir en nuestro país. Porque a quienes llevan la banderita puesta, a quienes son patriotas porque viven de la patria, no se les ocurre otra cosa que entretenerse y entretenernos con propuestas de calado político, entiéndase la ironía.  Como se gobierna a golpe de twit y se trata de ver quien tira más lejos la pipa de la aceituna, ayer de nuevo conseguimos que el partido de las medidas estrellas volviera a llenar con sus ocurrencias los noticiarios, los comentarios de la prensa y las réplicas de la clase política.

Desde luego, debo reconocer que su equipo de comunicación y marketing es muy bueno. Cada día una provocación nueva, una propuesta diferente, cuánto más alocada mejor aunque no vaya a ningún lado, pero se habla de ellas como si hubiésemos ganado el mundial de fútbol. Ya decían en mi pueblo: que hablen, aunque sea mal, así se está siempre en el candelero. Me pregunto si alguna vez vamos a dejar de entrar al trapo ante tanta provocación medida, cuándo empezaremos a castigarlos con el látigo de la indiferencia.

Porque sino el Congreso seguirá siendo la cámara de representación política pero desde luego no gozará del respeto de la ciudadanía y esto beneficiará solamente a quienes quieren la democracia para lucrarse con ella pero le interesa bien poco el interés de la ciudadanía