Europa no es una María

Seguimos en campaña electoral. Hay quien está utilizando el término de «segunda vuelta» como si de una competición de tratara. Y tiene toda la pinta de que así va a hacer.

El panorama político de este país se va a completar este próximo domingo cuando volvamos de nuevo a llenar las urnas. Al menos eso sería lo deseable, acudir a nuestras mesas electorales en masa, como hicimos en las elecciones generales para cumplir con nuestra responsabilidad de ciudadanía. La democracia no se mide solo metiendo una papeleta en el día x pero esa es una manera necesaria de hablar, de manifestar hacia dónde queremos que vayan nuestra clase gobernante.El partido que nos jugamos el próximo domingo tiene distintas estrategias: a nivel municipal, autonómico y europeo.

Está claro que la movilización cuando se trata de elegir al alcalde o alcaldesa del municipio está garantizada. Son muchos los compromisos, las llamadas, las invitaciones para elegir a las personas que van a ostentar las responsabilidades municipales. De hecho, es la administración más cercana a la ciudadanía. Es a ella a la que nos dirigimos para resolver los problemas de toda índole, incluso cuando no son de su competencia. También los gobiernos insulares o autonómicos forman parte de nuestro horizonte cercano. No nos cuesta reconocer a quienes están en los Cabildos, Diputaciones, Gobiernos Autonómicos. Otra cosa bien distinta es hablar de Europa. Eso que parece estar allá lejos, donde se hablan idiomas diferentes, y no me refiero solamente al lingüístico, sino al de la comprensión de los temas.

Sin embargo, en estas elecciones coger un sobre con la misma conciencia que cogemos para votar a nuestra alcaldesa o alcalde es de vital importancia.

Europa vive sus momentos más convulsos, el sistema neoliberal que va creciendo de manera imparable, ha puesto sus ojos aquí. Es el Continente más estable, el que supo levantarse después de la guerra tan brutal que vivió en su seno, el que a pesar de sus diferencias ha sabido llegar a acuerdos, el que ha trabajado por un estado del bienestar bastante generalizado, aunque todavía existan enormes desigualdades.

Por eso está en el ojo del huracán. Los grandes intereses no quieren un continente con relativos niveles de bienestar. Quieren imponer un sistema donde unos pocos lo tengan todo y la mayoría forme parte de esa plebe empobrecida y agradecida de las migajas, estableciendo un sistema de media esclavitud, eso si, con tintes de modernidad.

El cuestionamiento a Europa viene también acompañado por el odio al diferente, al inmigrante, a ese que ponemos a los pies de los caballos cuando explotamos sus recursos para vivir bien en el mundo occidental o echamos de sus casas con los conflictos bélicos que tantos dividendos proporciona. Sin embargo, se pongan como se pongan, la interculturalidad, los flujos migratorios son ya inevitables. Tendremos sociedades abiertas, coloristas, y es nuestra responsabilidad construir la convivencia entre todas las personas, con sus colores, culturas, realidades.

Además en un continente como el nuestro con los niveles demográficos tan bajos será la gente de otras culturas las que posibilitaran el futuro. Por eso, debemos parar con nuestros votos a todos esos partidos que vienen poniendo en cuestión a la Europa de los pueblos, de la convivencia, de la estabilidad y del bienestar. Pero de la que quieren vivir. La señora Le Pen lleva viviendo de su salario europeo décadas, en algunos casos cometiendo infracciones por las que ha tenido que dar cuentas. La coherencia no es una de las características de estos nuevos partidos políticos que sin creer en Europa se presentan a sus instituciones para vivir de ella.

Por eso, este domingo, al mismo tiempo que miramos y reflexionamos sobre los programas electorales de los partidos políticos y echamos un vistazo a la vida profesional de quienes componen las listas electorales, no nos olvidemos de hacerlo también con las listas europeas. Hoy más que nunca, la segunda vuelta se juega también en territorio Champions, Europa no es una María, es el futuro estable para la gran mayoría.

Un comentario en “Europa no es una María”

  1. Muy interesante Nieves. Mirar lo más cercano y también mirar más allá, por la gran influencia que tienen las decisiones de las instituciones europeas que afecta a mucha gente y que tanto daño hacen cerrando las fronteras cruelmente y con una doble moral.

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