Hace unos días, mientras estaba en París, leía una noticia en el periódico. Las palabras extractadas de la misma, de uno de los miembros del gobierno francés: “algunas naciones han abierto demasiado el grifo en la desescalada del covid”, haciendo un llamamiento a sus ciudadanos a evitar viajar a España, sinceramente, me dejaron perpleja.
Mi opinión aquí, no es más que fruto de lo que viví en primera persona. Es mi experiencia personal, lejos de “capitanes a posteriori”. Tampoco puedo hablar tomando como referencia Madrid o Barcelona. Tomo como referencia Gran Canaria.
Era mi primer viaje a otro país desde el inicio de la pandemia. Lo hacía con ilusión y también con la “seguridad” que te da el estar vacunado. Sí, seguridad, por mucho que nos estén diciendo que podemos contagiarnos de igual forma, con menos peligro para nosotros, pero no para los que tenemos alrededor y que todavía no lo están. Existe esa “falsa seguridad” y eso, es algo de lo que debemos concienciarnos, yo la primera.
El avión a París, de unas trescientas plazas, iba vacío. No seríamos más de 20 personas. En cambio, el vuelo de vuelta, el salto Barcelona-Gran Canaria, absolutamente lleno. Al llegar a la recogida de equipajes, existe un control de PCR y certificados de vacunación. En mi caso, puedo decir que si le enseño la lista de la compra con el QR en mi móvil, hubiese pasado igual.
Volviendo a París. Así como aquí, aunque ya podemos ir sin mascarilla por la calle, prácticamente todos la seguimos llevando, en París algunos la llevan pero son los menos. Y en lo que se refiere a restaurantes, coctelerías…no hay ninguna medida restrictiva, ni en cuanto a aforo ni a distancia de seguridad. La atmósfera de sus bares y restaurantes, sigue siendo la misma de siempre, todas las mesas pegadas unas a otras, y aunque esta imagen característica de París es preciosa, creo que no es la que se debería mantener en las circunstancias actuales.
La sensación que teníamos, quitando las señales en algún comercio de que se mantuviese la distancia de seguridad (que la mayoría no respetaba) y el gel hidroalcohólico en las mesas de los restaurantes, no hay ninguna medida restrictiva frente a la propagación del virus.
Hablando con amigos franceses, nos decían que el gobierno ya tiene asumido otro confinamiento pero que van a esperar al final de la temporada de verano, septiembre u octubre. No sé si será verdad o no. Lo que sí sé es que seguimos sin hacer las cosas bien. Ni aquí, ni allí. Que ayer, a mi vuelta del viaje, no me atreví a abrazar a mi hija. Deseando que la vacunen pronto. ¿Falsa seguridad?, sí, pero “escudo” al fin y al cabo.
Aquí les dejo una imagen de una noche cualquiera en París.
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