Lluvia
Hoy el día ha amanecido lluvioso. Íbamos saltando charcos y baldosas sorpresa mientras la lluvia se reía de nuestros paraguas rojos de Kitty. De vuelta a casa iba disfrutando de la lluvia, oliéndola, sintiéndola, exultante de felicidad, diciéndome que estos días lluviosos también son maravillosos, que son un regalo más de la naturaleza… Hasta que llegué a Farray y vi a los habituales del banco de la plaza intentando guarecerse de la lluvia como podían en un soportal, aferrados a la bolsa que a modo de chubasquero improvisado protege el cartón de su desayuno …Y entonces mi alegría pluvial se convirtió en tristeza borrascosa, y fui consciente de que lo que en mí son gotas de rocío, para ellos, no son más que torrentes de desamparo.