Ese es el sentimiento que ayer volvió a movilizar a miles de mujeres y bastantes hombres, en la manifestación que recorrió las calles de Madrid en protesta por la ya famosa sentencia de la Manada.Y no era para menos, los medios de comunicación y las redes sociales con sus noticias, no paraban de invitarnos a la rebeldía: era bofetada tras bofetada. Las mujeres volvíamos a ser víctimas de un patriarcado que está sufriendo fuertes coletazos y como tal se revuelve: a golpes.
Golpe del Ministro de Justicia que esta semana no gana para broncas: anuncio de que la comisión que va a estudiar los delitos sexuales iba a estar compuesta por veinte hombres, ninguna mujer, incumpliendo claramente la Ley de Igualdad.
Golpe con nuevas mujeres asesinadas: En Toledo, tiroteada en plena calle delante de su hijo, en Zamora, encuentran el cadáver de una chica que había salido a pasear por la tarde, como siempre. Un violador la mató porque se resistió, como pide el Código Penal que hagamos, para reconocer que es abuso, no violación.
Golpe saliendo los datos de la mujer víctima de los Sanfermines en plataformas Forocoches y Burbuja.info volviendo a poner en peligro la integridad de esta mujer y con ella a todas.
Todos estos golpes, unidos a los miles de testimonios que han salido a la luz durante estos días tras la campaña Cuéntalo, que propuso la periodista Cristina Fallarás, ha puesto de manifiesto que se ha terminado el silencio, se ha terminado la impunidad de ciertos comportamientos instalados casi de manera natural en nuestra sociedad, se ha terminado el miedo a salir a la calle, se ha terminado considerar a los distintos estamentos de la justicia dioses en la tierra, se han terminado los partidos políticos que consideren la igualdad de oportunidades como una marca, se ha terminado hasta la entrega del Premio Nobel de Literatura de este año por la denuncia de abusos sexuales.
Está claro que no han terminado los golpes, van a seguir durante un tiempo, como todos los regímenes totalitarios. Tenemos que estar preparadas, pero no será por mucho tiempo. La asistencia masiva ayer de muchas chicas y chicos jóvenes, con mejores gargantas que las que llevamos muchos años tras las pancartas, así lo ponía de manifiesto.
Hartas, ya de estar hartas, nos cansamos
Fotos: Silvia Cuevas Morales.
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