La estafa emocional: el abuso emocional en las relaciones y vínculos traumáticos

 

Cada vez es mayor el número de personas víctima de una relación abusiva que acuden a terapia. Este tipo de relación se caracteriza por la existencia de una víctima y una persona que abusa. Se diferencia de la relación tóxica porque en ésta, cada una de las personas que conforma la relación tiene su grado de toxicidad, es decir una relación tóxica lo es porque “la toxicidad viene de ambas partes” (Tarnowsky, 2022). Cada miembro tiene su parte de culpa y de responsabilidad. Y en este sentido, no hay ni víctimas ni victimarias. Se alternan e intercambian los roles. Como tampoco hay premeditación ni estafa emocional, en el sentido de que no hay intención de hacer daño. Se trata de una relación en donde las partes carecen de madurez, presentan fallas en el desarrollo personal y los traumas de sus componentes se aúnan, afectando al vínculo.

En las relaciones abusivas, en cambio, hay uno de los miembros que tiene la intención de obtener el poder, explotar, dominar, someter y generar dolor. Se trata de una relación en donde uno exhibe la ilusión de jerarquía sobre el otro miembro. Por supuesto los roles en este tipo de relación son rígidos y están bien diferenciados: tenemos el de víctima que es la persona que además de ser estafada emocionalmente, es abusada, explotada, y parasitada con una firme y clara intención de ser anulada, generando un trauma severo debido al condicionamiento operante, a la disonancia cognitiva, a la indefensión y al trauma de traición. Luego, tenemos la persona victimaria, que con alevosía y premeditación, oculta sus intenciones, presentándose con un falso yo, personaje, para así hacerla bajar la guardia y las defensas. Su intención es parasitarla, para extraer sus recursos ya sean éstos emocionales, económicos, sexuales o todos a la vez. El resultado es la creación de un vínculo traumático y las secuelas son devastadoras.

Las personas victimarias presentan una estructura de personalidad narcisista y psicópata, con las cuales resulta imposible cualquier tipo de trabajo terapéutico, “ya que estos ponen en juego sus estrategias de manipulación y de control mental para continuar confundiendo y enloqueciendo a la víctima, llegando incluso a reclutar al terapeuta como aliado” (Ibid). La única solución es el contacto cero. El núcleo de este tipo de relaciones suele ser la violencia psicológica, una mezcla de manipulación y coerción. El psicoanalista francés Jean Charles Bouchoux habla en su excelente libro Les violences invisibles, de violencias invisibles propias de lo que él denomina los perversos narcisistas. Por eso son tan difíciles de detectar, incluso para las profesionales de la salud mental. Es terrible el desconocimiento general que hay sobre la psicopatía y el narcisismo, además de la negación, convenientemente difundida y hasta cierto punto ridiculizada y banalizada, acerca de la existencia de este tipo de maldad y sus secuelas.

Lo que ocurre con las personas con personalidad psicopática y narcisista es que saben bien cómo camuflarse en personajes acordes con las víctimas. Mimetizan. La estafa reside justamente en evitar mostrarse tal cual son y camaleonizarse con la víctima y su entorno. Suelen ser personas seductoras y astutas (que no inteligentes).

Para poder abordar este tipo de problemáticas, debemos entender y aceptar que existen relaciones basadas en el abuso, la coerción y la manipulación; que hay personas que buscan conscientemente ejercer la dominación y el control total sobre otras personas. La psicoanalista Alice Miller habla en este sentido de “abuso narcisista” en referencia a un tipo de maltrato emocional concreto entre personas adultas con personalidad narcisista y su progenitura. Otro gran psicoanalista, Ferenczi, habló de aspectos traumáticos del abuso como el silencio, la mentira y la hipocresía.

Ahora bien, este tipo de maltrato o abuso emocional no es consustancial a las relaciones familiares, sino que se pueden (y de hecho se dan) dar en cualquier ámbito. Maltrato, abuso o violencia psicológica son los términos que describen la estafa emocional de aquellas víctimas que la sufren. Y, sin embargo, la sociedad tiende no solo a acallar estas situaciones, sino a revictimizar a las víctimas culpándolas y haciéndoles cómplices de las personas que abusan, justificando, racionalizando y negando la realidad de dicha estafa. En el mejor de los casos se medicaliza y se psiquiatriza.

El abuso narcisista al que las víctimas son sometidas destruye integralmente a la persona, comenzando por un ataque mental que luego se trasladará a lo emocional para finalmente, reflejarse en el cuerpo y el ama de quien lo sufre. En la víctima se produce una pérdida de identidad, de autonomía, de libertad y de dignidad. Debemos entender que en las personas que lo sufren hay un total desconocimiento de las intenciones que se ocultan tras las personas estafadoras.

Las consecuencias de este tipo de estafa o abuso son bastante graves en las víctimas, además de silenciadas socialmente y tienen una base traumática que se manifiesta en síntomas como la adicción al perpetrador, la disonancia cognitiva, la indefensión, el trastorno de estrés postraumático, la ideación suicida, así como los trastornos comórbidos como trastornos alimenticios, depresivos y de ansiedad, entre los más frecuentes. Constituyen todo un problema de salud pública con tintes de epidemia en nuestros días.

En la base de este tipo de relaciones se encuentra la construcción del vínculo traumático (Dutton y Painter, 1981). La comprensión de este tipo de vínculo nos permite entender realmente el sufrimiento de las víctimas, el cual demanda un abordaje especializado que vaya más allá de la simple voluntad. Este tipo de vinculación resulta especial porque dicho apego se realiza a través del trauma, generando un cuadro psicológico muy similar al famoso y conocido síndrome de Estocolmo: un vínculo de sometimiento, sumisión y (abuso de) poder. Se trata del establecimiento de lazos emocionales entre una persona abusadora y «su» víctima. En este tipo de relación se confunde y pervierte amor con dominación. Dicho vínculo debe componerse de: un desequilibrio de poder entre las partes y un condicionamiento operante, es decir una intermitencia en el maltrato (Ibid). El psicólogo Iñaqui Piñuel habla de vínculo traumático de traición cuando se producen tres fenómenos: una lealtad ajena a la lógica y el sentido común, una adicción al abusador y una negación de la realidad. La psicóloga estadounidense Jennifer Freyd (1994) define el trauma de traición como aquel perpetrado por una persona o institución de quien la víctima depende para su supervivencia. Se trata de una violación de confianza por parte de personas o instituciones de las que una persona depende para su protección, recursos y supervivencia. En definitiva, situaciones en las que la víctima depende de la o las personas que abusan y violentan. Hay un abuso de confianza, de ahí la noción de estafa emocional. No se trata de la ingenuidad de la víctima (la culpa nunca es ni puede ser de ésta), sino que lo que está en juego es la confianza básica que nace del mecanismo biológico de apego. Las víctimas se adentran en la relación ya engañadas y estafadas. Por supuesto que hace falta todo un proceso que va por etapas, que conforma un ciclo abusivo interminable. Y cada etapa con sus propios mecanismos. La primera etapa es de captación y seducción con las técnicas del espejo y el bombardeo amoroso, basicamente. Una segunda etapa de devaluación con toda clase de técnicas de manipulación como luz de gas, agresión verbal y/o física, chantaje emocional, triangulación, sabotaje, aislamiento, cosificación, mentiras, negligencia, invasión de la privacidad, intimidación, tratamiento de silencio, difamación, maltrato pasivo-agresivo, reinversión de roles, doble vínculo (comunicación distorsionada o “donde dije digo, digo diego”), técnica del (maltrato por) goteo, provocación, acoso, falso futuro (sembrar esperanza en un futuro mejor y de cambio), humillación, utilización del sexo y descarte. Por supuesto en esta etapa se combinan estas técnicas con el juego del rescatador que básicamente consiste en crear escenarios traumáticos dolorosos y caóticos para correr al rescate de la víctima. De esta forma se genera un sentido de deuda además de un tipo muy resistente de aprendizaje basado en el condicionamiento operante o intermitente: una de cal y otra de arena. Y, por último, la etapa del descarte cuando ya no hay más que extraer. Se trata de un proceso que puede durar años de muchas idas y venidas o recaídas, en las cuáles las víctimas terminan exhaustas y agotadas. Las personas victimarias permanecen en la sombra, acechando, acosando y espiando. El descarte es realmente una forma de castigo porque o bien la persona manipuladora ya no consigue “combustible” narcisista para inflar el Ego como lo hacía antes, o bien ya hay una o varias próximas víctimas a la vista, o bien hay temor de ser desenmascarada y quedar expuesta.

Como conclusión destacaré la gran complejidad que supone el trabajo terapéutico en este tipo de relaciones, en gran parte como lo subraya el psicólogo criminalista Vicente Garrido, por la resistencia a creer que este tipo de personas malas exista y el consecuente e ingenuo empeño en cambiarlas. Por otro lado, el favorecimiento, ensalzamiento y normalización de trazos psicopáticos y narcisistas en la población en general y, como consecuencia, en la culpabilización de la víctima, revictimización. No ayuda en absoluto la total impunidad que este tipo de estafa goza; no hay consecuencias penales. Ni tan siquiera está tipificado como delito. No obstante, las secuelas y consecuencias de este tipo cada vez más generalizado de modo de relacionarse, la pagamos toda la población.

4 opiniones en “La estafa emocional: el abuso emocional en las relaciones y vínculos traumáticos”

  1. Cuánto me costó entender y a veces aun me cuesta, que este tipo de manipulación y maltrato no siempre va unido a desprecios, insultos y violencia física. Que muchas de las veces se camufla entre actos muy sibilinos, que se disfrazan de cuidados o supuesta preocupación y que consiguen anularte hasta lo impensable. Que siempre se exaltan cuando hay gente delante y que te hacen dudar de ti misma hasta límites insospechados.
    También he de decir.. que una vez consigues (con ayuda profesional en mi caso) aprender a identificar a este perfil, después desarrollas la capacidad de destapar con mucha facilidad a este tipo de «personajes». Ojalá también pudiesen hacerlo desde la justicia que tal y como comentas en el artículo no solo vivimos la revictimización en lugares donde deberíamos encontrar ayuda (policía, juzgado…), que al no tener nada tangible o visible estos siguen la gran mayoría de las veces viviendo en la más absoluta impunidad.

    Gracias por el artículo y hacer visible, que no, no estamos «locas».

    1. Estimada lectora, Gracias por tu comentario. efectivamente resulta muy difícil de aceptar esta realidad y muy difícil de superar. Desgraciadamente, muchas profesionales de la salud al igual que otras profesionales de otras áreas ignoran esta realidad.

  2. Felicidades por esta publicación. Es de lo mejor que he leído al respecto. Violencia silenciosa la mejor definición de lo que he sufrido personalmente y lo que han sufrido y sufren nuestros asociados.
    Nuestras secuelas son difíciles de tratar porque son como una bomba que nos explota y nos deja en trocitos.
    Soy presidenta de Asociación ANCEME (Asociación Nacional Contra la Estafa con Manipulación Emocional) constituida recientemente por víctimas de este tipo de estafas. Hemos decidido organizarnos para dar visibilidad a estas prácticas de las que nadie está a salvo, de sus secuelas emocionales. Las víctimas no lo cuentan por miedo, vergüenza y por el juicio social al que somos sometidos con su re victimización. Ni siquiera la justicia nos escucha.

    Me encantaría poder contactar con usted. Sería muy valiosa su orientación.

    Reiteró mis felicitaciones.
    Un abrazo

    1. Muchísimas gracias por su comentario. Me ayudan a seguir en esta tarea tan dura de escribir sin recibir nada a cambio salvo spams. Cuente conmigo para lo que necesite siempre y cuando pueda. 692780166 (watsap).

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