La negatividad en psicología positiva

El negativo de la psicología positiva

La perversión de la psicología positiva o ciencia de la felicidad. Este tipo de psicología basada en la motivación, ha ido suplantando a la psicoterapia tradicional para dedicarse al coaching. Ya ni la psicología quiere ahondar e indagar en la patología, en las cuestiones existenciales que nublan la vida de los humanos. Lo fundamental son los carísimos cursos y pingues sesiones y talleres de coach, para lavar el cerebro a las personas que en muchos casos se ven obligadas a seguirlos.

Las emociones y sentimientos también han sido catalogados en positivos y negativos. Todo lo negativo ha de extirparse. Solo cuentan los objetivos, la motivación, la felicidad, lo positivo. “Hay que extraer lo negativo de lo positivo”. No hay derecho ni tiempo ni espacio para llorar, para el duelo, para el dolor, para el cáncer. No se respetan los procesos, los tiempos. Todo tiene que ser ya. Todo tiene que ser inmediatamente superado y centrarse en lo positivo.

Una de las secuelas más importantes de este tipo de psicología es culpabilizar a la víctima. Los problemas sociales se convierten en individuales. Libros como “El secreto” nos dicen que si deseamos algo con fuerza suficiente, el universo lo concederá. Ese sesgo cognitivo que es el pensamiento mágico, base del pensamiento supersticioso, se pone de moda. La culpa es de la persona porque o bien no lo desea lo suficiente, o bien no se ha esforzado bastante. El colmo de esta ideología ha llegado hasta hacer creer a ciertas personas que “la familia la elige uno”. A saber qué hiciste en otras vidas, o lo que es lo mismo: el karma.

Quien iba a pensar que esta parte de la psicología proviene del calvinismo y del espíritu protestante. Trabajar para tener éxito en la vida.

Esta pseudociencia es desmontada por los datos de muchas investigaciones sobre el bien y la salud que da la expresión de las emociones y sentimientos, sean estos los que sean. Por ejemplo hay estudios que han revelado que las personas pesimistas tienden a caer menos en una depresión cuando sufren una desgracia. Otro estudio canadiense afirma que las personas que se toman en serio estas frases hechas como por ejemplo “porque tu lo vales”, ”si piensas que estás vencido, lo estás”, entre otras, en general poseen menos habilidades cognitivas y más propensión a sesgos cognitivos como el pensamiento mágico. Uno de los mayores representantes de esta psicología, Martin Seligman ha reconocido la gran fragilidad científica de esta psicología. No hay suficientes estudios que avalen lo que pregonan tan a la ligera. A ello han venido a unirse las neurociencias “verificando” la capacidad de modificar la genética a partir de los pensamientos y creencias, por supuesto positivas. Pero el marketing ya está hecho. La divulgación ha sido todo un éxito.

El poder del pensamiento y de las creencias está siendo pervertido hasta el absurdo, generando un conformismo igualmente absurdo: “el poder de las pequeñas cosas”.

Como lo subraya Barbara Ehrenreich “lo que de verdad tiene el pensamiento positivo de ideología conservadora es su apego al sistema, con todas las desigualdades y sus abusos de poder”. Efectivamente, esta perversión psicológica ha sido rápidamente absorbida por la cultura empresarial, política y económica. El bienestar y la felicidad no concierne a la sociedad sino a cada individuo. La manipulación está servida.

Muchas personas profesionales de la psicología nos vemos obligadas a desmentir y desmitificar tanta basura. Tenemos que recurrir a personas como Brené Brown con su libro “frágil: el poder de la vulnerabilidad” o Barbara Ehrenreich con su libro “sonríe o muere” para permanecer cuerdas y mantener un principio de realidad. Cuando nos topamos con procesos largos como el duelo por pérdida de un ser querido, una enfermedad crónica, secuelas por estrés postraumático, una depresión, o cualquier otro proceso psicológico normal que llevará su tiempo, resulta harto difícil hacer entender que es necesaria la expresión de todo tipo de sentimientos.

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