Ven, filosofía, ven… y quédate

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Ayer, en una conversación con unas amigas que han venido a pasar el finde en Madrid, comentábamos el estilo educativo que se ha ido imponiendo en nuestro país en los últimos años. Lo denominábamos con el nombre de un programa de televisión, al que no pienso dar publicidad, pero que se identifica por sus gritos, personajes que viven de esos espectáculos, sin haber hecho nada medianamente productivo salvo mirar la vida de todo el mundo y exponer la suya para sacar negocio.

Aunque es doloroso aceptar que ese tipo de comunicación crea escuela, debo reconocer parte de razón, a juzgar por cómo se va imponiendo en la sociedad.

Pienso en todas mis amistades dedicadas a la educación y a nuestro propio proyecto en el Cerezo, en el que se intenta inculcar a los chicos y chicas, los valores del respeto, petición de la palabra ordenada, cuidado en el turno de intervención del compañero/compañera, reflexionar antes de hablar y elaborar los argumentos para defender los posicionamientos.

Me estoy preguntando estos días, cuando oigo a sus señorías en el Parlamento, esas personas que hemos elegido para que nos representen, qué pensarán los niños y niñas que van a la escuela cuando ven el pataleo en el Congreso mientras habla una ministra; o qué les pasa por la cabeza cuando contemplan, mientras engullen el puré de verduras que no les gusta mucho, una comparecenccia en la que sus señorias se tratan de palmeras e imbéciles. Y también visibilizo a mis amistades al frente de las clases de literatura, abrir los ojos como platos, buscando ejemplos de elaboración de buenos discursos y se encuentran con la intervención de la exministra Monserrat.

De cómo se compara la educación de una y otra comunidad, ya ni hablamos porque afortunadamente los niños y niñas de este país serán capaces de distinguir las actuaciones de los mayores cuando estamos en nuestras batallitas para demostrar que somos lo más, con actuaciones que evidencia el mínimo común múltiplo

En medio de todo esta carrera de desvaríos para conseguir más minutos de gloria en los medios, cara al posicionamiento en las encuestas electorales, aparece una muy buena noticia que espero sirva para cambiar esta escuela de griterío sin educación: la vuelta de la asignatura de filosofía. Fue incomprensible entender su desaparición. ¿Cómo podemos entender la vida, las relaciones, la historia y proyectar el futuro sin esa base fundamental en la formación? Pues curiosamente ha vuelto con el apoyo mayoritario.

Me lo quiero tomar como esos brotes verdes de luz, a los que acogerse de vez en cuando, para seguir creyendo en la política como instrumento de cambio. Un brote verde que esta semana ha venido también con la posibilidad de que las personas con diversas capacidades puedan ejercer su derecho legítimo al voto.

Confío en que los brotes vayan convirtiendose en cercados cada vez más amplios y tengan espacios en los medios. Para ello también ha surgido el Lobby de Mujeres Progresistas Siglo XXI, con el objetivo de que el feminismo, como ideología política, vaya impregnando todas las actividades públicas y privadas, de tal manera que la mitad de todo lo que nos corresponde no sea una realidad legal sino una real.

Estos foros posibiltan encuentros curiosos. En mi caso, encontrar otra paisana en la Comunidad Valenciana, Isabel García elegida como canaria del año. Un gusto compartir acentos igualitarios. Pero de este proyecto merece la pena hablar más profundamente en otra entrada. Por lo pronto, bienvenida de nuevo la filosofía a los planes de formación y cuidémosla para que no corra el riesgo de volver a desaparecer.

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