Descubriendo en terapia la propia responsabilidad de nuestros males

 

La Naturaleza, Montañas, Alpine, Niebla, Mística

Una de las tareas de la /del psicóloga/o en terapia consiste en separar la paja del grano: cuál es el problema o la situación que le lleva a consultar. Efectivamente, resulta bastante difícil, por no decir imposible, poder ayudar si no sabemos de qué se trata.

Por lo general, el problema suele presentarse bastante embrollado por no decir camuflado bajo argumentos, justificaciones, explicaciones, culpabilizaciones, juicios, valoraciones, proyecciones, desconexiones… Y l@s profesionales se ven impelid@s a ir quitando progresivamente todas esas capas que dificultan la comprensión de lo que sucede realmente: El motivo de la consulta.

En teoría, much@s profesionales partimos de la base de que todo acto, comportamiento o acción tiene como finalidad la satisfacción de necesidades. Así pues, ante una situación en la que sentimos alguna necesidad, aplicamos una o varias soluciones con la finalidad de obtener un resultado que es su satisfacción. Pero ¿qué sucede cuando no obtenemos el resultado deseado, es decir, cuando nuestras necesidades no están satisfechas? Precisamente es ahí donde está el origen del problema. Con un análisis más profundo, llegaríamos a constatar que en realidad la construcción del problema estaba ya en la definición de las propias necesidades y los significados atribuidas a estas. Así, much@s pacientes hablan de lo que supuestamente creen que es el problema, que en no pocos se focaliza en los demás. Es decir que, consciente o inconscientemente, culpan a los demás de sus situaciones. Muchas veces incluso se acude a terapia pretendiendo cambiar a la otra persona ya sea ésta su pareja, su hijo, su hija, su esposo, sus padres… como si la terapia fuera una continuidad de la maternidad o de la escuela.

En este sentido, una de las mayores dificultades en precisar la naturaleza del problema que trae la persona que consulta, reside en el reconocimiento y aceptación de que el problema está en ella y en nadie más. Es decir que la propia construcción de que el problema es la otra persona, imposibilita cualquier posibilidad de resolución, ya que no podemos cambiar a nadie que no sea nostr@s mism@s.

Para llegar a la definición del problema, los hechos acaecidos, los acontecimientos vivenciados, debemos apartar todo aquello que tenga que ver con el argumentario narrativo presentado por la/el paciente porque nos alejan de la realidad. En otras palabras, una parte de la terapia consiste en poner orden y secuenciar biográficamente la narración, de tal manera que deshacemos autoengaños para llegar a ver cómo la persona ha construido el problema, ayudando a conectar situaciones, eventos o actos que la/el paciente no había conectado y generar así nuevos significados.

Resulta difícil hacer entender que la solución o soluciones, las estrategias desarrolladas y llevadas a cabo por las personas con dificultades, forman parte del problema mismo, de tal manera que dejar de seguir haciendo lo mismo ayudará a modificar los resultados que se quieren obtener. Einstein decía que es una locura seguir haciendo lo mismo cuando queremos obtener resultados diferentes. Efectivamente, si queremos resultados diferentes, el actuar tiene también que ser diferente. Por lo tanto, la terapia no consistirá en entender por qué se actuó o no se actuó de una manera concreta; no consistirá en buscar estériles explicaciones al problema que ya forma parte del pasado y que como tal, no tiene ninguna solución en el presente. Si queremos realmente comprender un problema, tendremos que mirar el cómo y el para qué; su finalidad, su intención.

Ayudar a la persona a definir y asumir sus necesidades, así como buscar estrategias adecuadas para satisfacerlas resulta ser una parte importante de la “cura”.

Ahora bien, para llegar a esas necesidades, a veces tan profundas como ocultas, tenemos que pasar por una cierta (re)educación emocional. Esto es, enseñar a escucharse, a sentir y nombrar aquello que experimentan, tomando conciencia de las emociones. Esto puede resultar terriblemente arduo para muchas personas, precisamente porque resulta contrario a lo que se nos ha enseñado. Nuestra cultura ha propagado un prejuicio en torno a la satisfacción de nuestras necesidades, al considerarlo un comportamiento egoísta. En este sentido, la psicología positiva ha contribuido a amplificar el sufrimiento humano al continuar con el adoctrinamiento en la evitación de todo aquello que pueda resultar desagradable, especialmente emociones y sentimientos relacionados con la tristeza, la ansiedad, la angustia, la rabia, la ira… tildados de negativos. Por lo tanto parte de la terapia consiste en hacer entender que todos, absolutamente todos los sentimientos, son necesarios porque son indicadores de cuán satisfechas se encuentran nuestras legítimas necesidades. Y dentro de esta parte de la terapia, también se tratará de validar absolutamente todas las necesidades como legítimas, ayudando a encontrar estrategias más resolutivas.

Señalaremos finalmente que una parte compleja de la terapia puede resultar del hecho de que algunas necesidades nunca podrán ser satisfechas de la manera en que quisiéramos, por lo que nos vemos en la necesidad de trabajar el proceso del duelo.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.

En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.