Dependencias emocionales

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Las dependencias emocionales están mal tratadas en la literatura científica. En general, todo lo concerniente al amor, está mal tratado. Una de las características de este menosprecio es la escasa o nula relevancia, así como la también escasa o nula investigación sobre el tema. Y sin embargo, las consultas psicológicas tratan frecuentemente este tipo de problemáticas. Incluso en los comunes trastornos de ansiedad, a nada que se escarbe un mínimo y que la sintomatología desaparezca, nos encontraremos rápidamente con problemas de relación y dependencias múltiples.

La dependencia emocional podría definirse como una patología vincular, es decir, una patología del vínculo amoroso; una forma dolorosa y sufriente de relacionarse con las personas a las que se ama. Una manera de amar simbiótica en la que una persona y su pareja forman una unidad, un todo completo.

Como patología vincular, estas se inscriben dentro del registro narcisista. Patologías modernas construidas al parecer entre desencuentros y separaciones, dejando a su paso vivencias y experiencias de ausencias, así como vacíos internos. Estas patologías hablan de la dificultad para encontrar una presencia, una disponibilidad en otro ser humano. Hablan de la dificultad de encuentro, de empatía, de cooperación, de respeto, de intimidad y de compromiso.

La falla se encuentra en la función de contención para «metabolizar» la angustia y permitir desarrollar la capacidad de simbolizar vivencias como la frustración, la ansiedad. Fallas en la constitución de un aparato psíquico capaz de pensar y reflexionar. Por eso lo que caracterizan estas dependencias emocionales son los actos impulsivos o pasajes al acto y los trastornos de somatización.

La dependencia emocional podría bien definirse como un patrón estable de comportamiento cimentado en la necesidad de otra persona, sustentado en una serie de creencias irracionales y un pobre autonconcepto, lo que comúnmente se conoce como autoestima baja.

El término necesidad nos remite a que la otra persona, generalmente la pareja, por la razón que sea, resulta imprescindible para el funcionamiento cotidiano, para sobrevivir. Si no se llena tal necesidad, habrá una profunda sensación de vacío y síntomas claros de abstinencia. Demandas afectivas frustradas a repetición, que buscan compulsiva y repetitivamente satisfacerse a través de relaciones afectivas de tipo amoroso.

Dependencias emocionales en plural quiere decir que existen diferentes maneras de depender emocionalmente; diferentes formas en que la dependencia emocional se concreta. Es decir, no existe la dependencia emocional, sino maneras distintas de depender. Una de las principales diferencias reside en el género. Es decir, la dependencia emocional patológica adquiere diferentes formas según, entre otras variables la de género.

Las características de estas dependencias son la baja autoestima y la intolerancia a la soledad.

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Veamos algunas de las diferentes maneras de dependencia emocional patológica contempladas habitualmente en la práctica clínica de la psicología y el tipo de pareja complementaria:

  1. Dependencia emocional instrumental

Caracterizada por una falta de autonomía. En estas relaciones la persona dependiente busca protección y seguridad tanto material como afectiva. Estas personas dependientes han sido excesivamente protegidas. No se les ha enseñado a ser independientes y necesitan de alguien fuerte que tome decisiones por ellas.

El objeto de dependencia, es decir, el tipo de pareja complementaria suele ser bien una persona codependiente. De tipo paternalista. Ejerce de padre o de madre de la pareja instrumentalmente dependiente.

2. Dependencia emocional “ecoista”

Esta dependencia se caracteriza por una entrega excesiva sin pedir prácticamente nada a cambio. A la larga la demanda más frustrada suele ser la de reciprocidad. Hay en ello una necesidad excesiva de aprobación y tendencia a complacer. Relaciones exclusivas en tanto que aisladas en una burbuja, de corte parasitario y una manifiesta asimetría o complementariedad. Oscilan entre la euforia y la depresión, debido a la oscilación entre una idealización y una desidealización. Relaciones asimétricas y subordinadas en las cuales no hay un intercambio recíproco de afecto. Por ello, estas relaciones están llenas de rupturas e intentos de reanudar.

El objeto de pareja suele ser parejas emocionalmente inaccesibles (por estar casadas o recién salidas de una relación de larga duración)  y problemáticas, que no les corresponden afectivamente. Suelen ser parejas características las personas psicópatas, narcisistas y maquiavélicas; personas violentas física, emocional y psicologicaente. También suelen participar en la infidelidad a modo de amantes.

3. Codependencia

Es la dependencia emocional por la cual la persona codependiente es cuidadora de una persona con problemas de adicción u otros problemas de salud mental. La finalidad de esta dependencia es cuidar y el comportamiento suele ser muy abnegado. Se trata de proteger y controlar.

El objeto amoroso de estas parejas suele ser las personas adictas a productos químicos (drogas), aunque también personas con trastornos de personalidad de tipo límite y personas con problemas de salud mental.

En general tanto la persona dependiente ecoista como la codependiente han sido educadas –parentificadas- en un exceso de responsabilidad y del deber. Han aprendido a volcarse en los demás y nunca es suficiente lo que dan. Tienden a culpabilizarse fácilmente, además de machacarse y torturarse.

4. Dependencia emocional dominante

Esta persona necesita de otra para despreciarla y dominarla. Este tipo de persona satisface su primigenia necesidad de dominación, reteniendo a su pareja por cualquier medio, oscilando entre la manipulación y el maltrato, pasando por toda una serie de etapas y utilizando todo un abanico de estrategias como el «gaslighting» (luz de gas), el «ninguneo», la triangulacion. Tienden a ser posesivas, desconfiadas, celosas, hostiles. La ambivalencia se manifiesta en la paradoja de necesitar a una persona a la que al mismo tiempo se detesta y desprecia (cuando no, envidia). Es una relación de “amor-odio” hacia su pareja. En esta categoría se encuentran los perfiles psicopáticos, narcisistas y violentos (maltratadores, lover-boys).

El objeto amoroso suele ser una persona ecoista, es decir, una persona dependiente emocionalmente, adicta al amor o codependiente. La necesidad patológica de estos objetos amorosos es tanto, que su deseo es el deseo del otro, en este caso del dependiente emocional dominante. Este se convierte en el centro de su existencia. Este es su máxima prioridad. Por ello, encontramos a menudo personas altamente sensibles o con altas capacidades vinculadas a este tipo de persona dominante.

5. Dependencia emocional vinculatoria oscilante

Este tipo de dependencia se caracteriza por la alternancia entre períodos de dependencia emocional, con períodos de sentimientos de rechazo hacia el otro sexo y ausencia de relaciones serias. Se trata de un auténtica oscilación vinculatoria.

El objeto amoroso suele ser de tipo codependiente y ecoista. También altamente sensibles y con altas capacidades.

En estas dos formas de dependencia, las personas han sido educadas entre dos extremos: un padre autoritario severo, a veces, maltratador y una madre sumisa, totalmente volcada en los hijos y en particular, en uno de ellos.

En general, las vidas de las personas dependientes son una sucesión in(in)terrumpida de parejas, encadenando una relación con otra; relaciones liana. No hacen duelo de la(s) ruptura(s) y se “enganchan” fácilmente. No pueden vivir solas. El pánico a la soledad les lleva a veces a formas diversas de parasitismo emocional.

Origen

El origen de las patologías vinculares, parece estar en relaciones primarias disfuncionales que desembocaron en un estilo de apego ansioso o desestructurado, es decir, en las relaciones vinculares con las primeras figuras de apego: madre y padre.

Pueden considerarse patologías primarias en el sentido de que coinciden en el desarrollo evolutivo con la constitución del “sí mismo”, es decir, del yo como sujeto en tanto que individuo autónomo e independiente. Se tratan de subjetividades que no han podido llegar a ser; subjetividades imposibles que han quedado atrapadas en vínculos parentales, ya sea por exceso o defecto de protección.

Tratamiento

Dado que la dependencia emocional se cimenta en una carencia de inteligencia emocional, es decir, en un déficit en el desarrollo de recursos tales como habilidades sociales y autoestima, es fundamental, además de tratar el síndrome de abstinencia con contacto cero. El trabajo sobre el proceso del duelo resulta importante en esta etapa. Posteriormente conviene centrar el tratamiento en el miedo fóbico a la soledad, una reeducación emocional y un trabajo cognitivo.

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